Yahoo Search Búsqueda en la Web

Resultado de búsqueda

  1. 25 de abr. de 2016 · El poema propuesto es un soneto de Francisco de Quevedo (1580-1645), uno de los más grandes poetas del Barroco español (siglo XVII). Cultivó todos los géneros literarios: narración, prosa política, teatro, poesía… pero destaca especialmente en esta última, con una enorme variedad de tratamientos: amorosa, crítica, satírica, burlesca, religiosa, moral, política, etc.

  2. Soneto a la muerte. [Poema - Texto completo.] Francisco de Quevedo. ¡Aquí Del Rey Jesús! ¿y qué es aquesto? No le vale la iglesia al desdichado, que entró a matarle dentro de sagrado, sin temer casa Real, ni Santo puesto. Favor a la justicia, alumbren presto,

  3. Francisco de Quevedo; Subir; Índice; Ficha; ... de muerte a mi pasión, pues he quedado: vivo, y ella con nombre de homicida. Amar, que fue locura bien nacida, 5:

  4. 27 de abr. de 2018 · Enseña como todas las cosas avisan de la muerte es un soneto de Francisco de Quevedo. En esta página podréis encontrar un comentario o análisis del poema que esperamos que os sea útil: Miré los muros de la patria mía. Miré los muros de la Patria mía, si un tiempo fuertes, ya desmoronados, de la carrera de la edad cansados,

  5. Francisco de Quevedo y Villegas fue uno de los poetas y escritores más importantes de la literatura española del siglo XVII. Nació el 15 de septiembre de 1580 en Madrid y fue uno de los principales representantes del barroco español. Estudió en el Colegio de San Bartolomé de Salamanca y después regresó a Madrid para iniciar su carrera ...

  6. Francisco de Quevedo. Francisco de Quevedo fue un escritor español del siglo XVII. Sirvió a Felipe III y a Felipe IV en misiones secretas, fue protegido del duque de Osuna y sufrió los rigores del valido del segundo de los monarcas, el conde-duque de Olivares. Su vida transcurrió muy próxima a la corte absolutista de los Austrias y refleja ...

  7. Los dos embustes de la vida humana, desde la cuna, son honra y riqueza. El tiempo, que ni vuelve ni tropieza, en horas fugitivas la devana; y, en errado anhelar, siempre tirana, la Fortuna fatiga su flaqueza. Vive muerte callada y divertida la vida misma; la salud es guerra de su propio alimento combatida. ¡Oh, cuánto, inadvertido, el hombre ...