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Luis XVI fue guillotinado el 21 de diciembre de 1793 en la plaza de la Revolución (en la actualidad, Plaza de la Concordia) de París. Luis XVI, Rey de Francia, fue derrocado durante la Revolución Francesa. Cuando ascendió al trono, el país estaba empobrecido y endeudado, y los elevados impuestos habían extendido la miseria entre el pueblo ...
Luis XVI de Francia fue rey de Francia y de Navarra entre 1774 y 1791, copríncipe de Andorra entre 1774 y 1793 y rey de los franceses entre 1791 y 1792. Fue el último monarca antes de la caída de la monarquía por la Revolución francesa, así como el último que ejerció sus poderes de monarca absoluto.
El juicio de Luis XVI tuvo lugar el 11 de diciembre de 1792 ante la Convención Nacional, el gobierno provisional de Francia, que había abolido la monarquía y declarado al rey como ciudadano común. Luis XVI negó todas las acusaciones en su contra y se declaró inocente, pero fue condenado a muerte por una mayoría aplastante de votos.
El 21 de enero de ese mismo año, fue guillotinado en París. Su muerte fue un momento triste y simbólico en la historia de Francia y Europa. El legado de Luis XVI El impacto en la historia de Francia y Europa. Aunque su reinado fue criticado en su época y finalmente terminó en una tragedia, el legado de Luis XVI es indudable.
Su hijo mayor, Luis-Augusto, duque de Berry, se convirtió en el nuevo delfín, ascendiendo al trono como Luis XVI a la muerte de su abuelo Luis XV, en mayo de 1774. El delfín Luis fue enterrado en la Catedral de San Esteban en Sens; su corazón fue llevado a la Basílica de Saint-Denis.
Luis XVI fue arrestado en 1792 y juzgado por traición a la nación francesa. Fue encontrado culpable y ejecutado por guillotina el 21 de enero de 1793. Su muerte marcó un punto de inflexión en la Revolución, simbolizando el final de la monarquía absoluta en Francia. María Antonieta fue detenida junto a su familia y también juzgada por ...
En resumen, el papel de Luis XVI en la Revolución Francesa fue el de un monarca que no pudo lidiar con los desafíos políticos, económicos y sociales que Francia enfrentó en ese momento. Su resistencia a la reforma política y su intransigencia hicieron que fuera percibido como un adversario de la Revolución, y su muerte marcó el final de una era y el comienzo de una nueva Francia.
