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Hace 8 horas · El emperador Constantino, reconociendo la santidad de estos mártires, mandó construir una iglesia sobre sus tumbas y dispuso que su madre, Santa Elena, fuera sepultada allí. En el año 827, el Papa Gregorio IV donó sus reliquias a Eginhard, hombre de confianza de Carlomagno, para que fueran veneradas en el monasterio de Seligenstadt, cerca de Frankfurt.