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  1. Rainer María Rilke. Elegías de Duino. Primera Elegía. ¿Quién me escucharía entre las cohortes de ángeles, si grito? Y aún cuando en su propio corazón, de súbito, me tomara alguno, me aniquilaría su ser más pujante. Pues, de lo terrible lo bello no es más que ese grado que aún soportamos. Y si lo admiramos es porque en su calma desdeña destruirnos.

    • La primera elegía
    • La segunda elegía
    • La tercera elegía
    • La cuarta elegía
    • La sexta elegía
    • La séptima elegía
    • Sino las estrellas, las estrellas de la tierra.
    • La octava elegía
    • La novena elegía
    • La décima elegía

    ¿Quién, si yo gritara, me escucharía entre las órdenes angélicas? Y aun si de repente algún ángel2 me apretara contra su corazón, me suprimiría su existencia más fuerte. Pues la belleza no es nada sino el principio de lo terrible, lo que somos apenas capaces de soportar, lo que sólo admiramos porque serenamente desdeña destrozarnos. Todo ángel ...

    Todo ángel es terrible. Y sin embargo, ay, los invoco a ustedes, casi mortíferos pájaros del alma, sé quiénes son ustedes. Los días de Tobías, ¿dónde quedaron?, cuando uno de los más radiantes apareció en el umbral sencillo de la casa un poco disfrazado para el viaje, ya no tremendo (muchacho para el muchacho, que se asomó, curioso). Si ahora a...

    Una cosa es cantar a la amada. Otra, ay, ese oculto, culpable, río dios de la sangre. Aquél a quien ella lejanamente conoce, su muchacho, ¿qué sabe él, realmente, del señor del placer, quien con frecuencia, desde su soledad, antes de que la muchacha lo sosegara, incluso como si ella no existiera, oh, chorreando de qué incognoscible, levantaba ...

    Oh árboles de vida, ¿cuándo el invierno? Nosotros no vamos al unísono. No somos sensatos como las aves migratorias. Retrasados y tardíos, nos imponemos repentina, forzadamente a los vientos, nos derrumbamos sobre un estanque indiferente. Sabemos al mismo tiempo florecer y marchitarnos. Y por algún lado andan todavía los leones y no saben, mientras...

    Higuera: desde hace cuánto tiene sentido para mí cómo omites las flores casi por completo, y dentro del fruto tempranamente resuelto, sin pompa alguna, encajas tu secreto puro. Como el tubo de la fuente, tu curva rama impulsa la savia hacia arriba y hacia abajo: y brota del sueño, casi sin despertarse, a la dicha de su más dulce resultado. Mira: c...

    Ya no cortejar, no hacer la corte; voz emancipada sea la naturaleza de tu grito; aunque gritaste con la pureza del ave, cuando la nueva estación lo alza, casi olvidando que es un inquieto animal y no solamente un corazón único lo que ella lanza a las alturas, a los cielos íntimos. Como él, así, nada menos, seguramente también cortejarías una ...

    ¡Oh, ya estar muerto, y conocerlas interminablemente, todas las estrellas: pues cómo, cómo, cómo olvidarlas! Mira, he llamado a la amante. Pero no vendría sólo ella... De tumbas endebles saldrían muchachas y estarían aquí... ¿Pues cómo restringiría, cómo, la llamada de mi llamado? Los hundidos siempre buscan aún la tierra. Ustedes, niños: una cos...

    Dedicada a Rudolf Kassner Con todos los ojos ve la criatura lo abierto. Pero nuestros ojos están como al revés, y completamente en torno suyo, la cercan como trampas, alrededor de su libre salida. Sólo sabemos lo que hay afuera por la cara del animal, pues ya desde el principio volteamos al niño lo forzamos a que vea de espaldas la creación, no...

    ¿Por qué, si es posible llevar el plazo de la existencia como un laurel,18 un poco más verde que todo lo otro verde, con pequeñas ondulaciones en la orilla de cada hoja (como una sonrisa del viento): por qué, entonces, tener que ser humanos -y, evitando el destino, anhelar destino?... Oh, no porque haya felicidad, esa prematura ganancia de un...

    Que un día, a la salida de esta visión feroz, eleve yo mi canto de júbilo y gloria hasta los ángeles, que asentirán. Que de los claros martillazos20 del corazón, ninguno golpee mal en cuerdas flojas, dudosas o que se rompan. Que mi rostro fluido me haga más resplandeciente: que el llanto imperceptible florezca. Oh, entonces, cómo me serán qu...

  2. Las "Elegías de Duino" -que no son, en puridad, interpretables- soportan, sobre el caótico acervo de su posteridad inmediata, una profusa y superflua dimensión pegadiza: el lujo supernumerario y la agobiante nimiedad de 1m sinnúmero de elucidaciones y exégesis.

    • Giorgio Vieira
  3. Primera Elegía: terminada en Duino el 21 de enero de 1912; en la mañana, caminando por el jardín del cas-tillo, Rilke había escuchado lo que sería el comienzo del poema: “¿Quién, de yo gritar, me oiría desde los órde-nes de los ángeles?”. Segunda Elegía: terminada entre finales de enero y co-mienzos de febrero de 1912 en Duino.

  4. Resumen Las Elegías de Duino de Rainer Maria Rilke muestran la imagen del ángel como ele-mento eje en el análisis de la enunciación. La función poética del ángel participa como motivo de mediación entre la voz poética y la búsqueda de su encuentro interior, así como motivo de identificación, que se integra como metonimia de la voz ...

  5. 12 de mar. de 2016 · elegias de duino. Addeddate 2016-03-12 03:26:55 Identifier ELEGIASDEDUINORILKE

  6. Elegías de Duino fue escrito entre 1912 y 1922. Consta de diez grandes poemas en los que se plasman profundas reflexiones sobre la trascendencia, la permanencia del ser y la naturaleza de los amantes.