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  1. 24 de oct. de 2011 · Autor: Benito Pérez Galdós | Tipo de texto: Narrativo | Etapa: Secundaria | Lecturas: 6431. Iba [Fortunata] despacio por la calle de Santa Engracia y se detuvo un instante en una tienda a comprar dátiles, que le gustaban mucho.

  2. El trote largo en que la llevaba su marido empezó a molestar a Jacinta, que se desmontó y se fue a la silla en que antes estaba. Él entonces se puso a dar paseos rápidos por la habitación. -Mi mayor gusto es estar al lado de mi adorada nena -decía sin mirarla-. Te amo con delirio como se dice en los dramas.

  3. JACINTA. La primera palabra que dirá tu hijo, será: «Madre...» y me mirará a mí. FORTUNATA. Abre el balcón; quiero oír los ruidos de la calle. JACINTA. Tu vida no ha sido... inútil; has vivido para mí. Hasta tu hijo servirá para atar a Juan para siempre a mí. (Se oye la calle. Organillos, carritos de música, voces.)

  4. El atavío de las dos damas era tan distinto, que parecían ama y criada. Jacinta se puso su abrigo, sayo o pardessus color de pasa, y Guillermina llevaba el traje modestísimo de costumbre. Iba Jacinta tan pensativa, que la bulla de la calle de Toledo no la distrajo de la atención que a su propio interior prestaba.

  5. Era una manada de salvajes, compuesta de dos tagarotes como de diez y doce años, una niña más chica, y otros dos chavales, cuya edad y sexo no se podía saber. Tenían todos ellos la cara y las manos llenas de chafarrinones negros, hechos con algo que debía de ser betún o barniz japonés del más fuerte.

  6. 2.- Tema: Fortunata se asoma a la ventana y ve que por la noche ha nevado. Mientras observa el aspecto de la plaza y el trabajo de los operarios que quitan la nieve sorprende a su marido y se pregunta si ya se ha curado. El tema del texto, por lo tanto, es la sorpresa de Fortunata al ver a su marido.