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  1. Constantinopla (griego antiguo: Κωνσταντινούπολις, latín: Cōnstantinōpolis, turco otomano formal: Konstantiniyye) es el nombre grecorromano de la actual ciudad de Estambul, situada en ambos lados del Estrecho del Bósforo en Turquía.

  2. Constantinopla, también conocida como Bizancio y posteriormente como Estambul, fue una ciudad ubicada en el estrecho del Bósforo, en la región de Tracia, en el sureste de Europa. Su posición geográfica fue un factor clave en su importancia histórica y su papel como capital del Imperio Romano de Oriente y más tarde del Imperio Otomano.

  3. 9 de abr. de 2013 · Constantinopla medieval (hasta 1453 d.C.) Otros dos emperadores son dignos de mención: León III y Basilio I . León III (717 - 741 d.C.) es sobre todo conocido por implantar la iconoclasia, la destrucción de todas las reliquias e iconos religiosos – la ciudad perdería monumentos, mosaicos y obras de arte –, pero también debería serlo por salvar la ciudad.

    • Donald L. Wasson
  4. 21 de nov. de 2023 · Constantinopla, también conocida como Bizancio y actualmente como Estambul, fue una de las ciudades más importantes de la antigüedad. Ubicada estratégicamente entre Europa y Asia, Constantinopla fue la capital del Imperio Bizantino y un centro cultural y político de gran relevancia.

  5. 9 minutos. La ubicación de Constantinopla es un enigma geográfico que ha capturado la imaginación de historiadores y viajeros durante siglos. Situada estratégicamente entre Europa y Asia, esta antigua ciudad ha sido testigo de innumerables eventos históricos que han moldeado el destino de civilizaciones enteras.

  6. geografía. Constantinopla se encuentra en el río Bósforo, lo que significa que se encuentra en el límite entre Asia y Europa. rodeado de agua, era fácilmente accesible a otras partes del imperio romano a través del mediterráneo, el mar negro, el río Danubio y el río Dnieper.

  7. 27 de ene. de 2023 · En muchos sentidos, Constantinopla fue bendecida y maldecida por la geografía. Aunque era fácil de defender desde el mar, Bizancio era vulnerable a los ataques desde tierra. Sin barreras terrestres naturales para disuadir la invasión, la lógica dictó la construcción de un muro de tierra para proteger la nueva capital imperial de Constantino.