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  1. 2024/05/22 Cuento de hadas: Caperucita Roja - Un cuento de los hermanos Grimm. Había una vez una adorable niña que era querida por todo aquél que la conociera, pero sobre todo por su abuelita, y no quedaba nada que no le hubiera dado a la niña. Una vez le regaló una pequeña caperuza o gorrito de un color rojo, que le quedaba tan bien que ...

  2. El lobo, aterrado, puso pies en polvorosa y salió despavorido. Caperucita y su abuelita, con lágrimas cayendo sobre sus mejillas, se abrazaron. El susto había pasado y la niña había aprendido una importante lección: nunca más desobedecería a su mamá ni se fiaría de extraños. COMPRENSIÓN LECTORA DEL CUENTO.

  3. Caperucita Roja, de Charles Perrault. Primera versión de este cuento de hadas de tradición oral, recogida por Perrault y publicada en 1697, en un libro de cuentos para niños. El autor le agrega una moraleja final para advertir a las niñas sobre los peligros de relacionarse con desconocidos.

  4. El lobo le gritó, endulzando un poco la voz: -Tira de la aldabilla y se abrirá la puerta. Caperucita Roja tiró de la aldabilla y la puerta se abrió. El lobo, viéndola entrar, le dijo, ocultándose en la cama bajo las mantas: -Deja los pastelitos y el tarrito de mantequilla encima de la cómoda y ven a acostarte conmigo.

  5. Ficha de Caperucita roja. Edición digital a partir de la de Perrault, Carlos, Cuentos de Hadas, traducidos por Teodoro Baró ; ilustrados con 25 grabados por Vicente Urrabieta y Julián Bastinos, Barcelona, Librería de Juan y Antonio Bastinos, 1883, pp. 61-64

  6. Caperucita Roja es el cuento de hadas de transmisión oral que mejor ha sobrevivido al paso del tiempo, como manifiestan las múltiples versiones que de esta historia se han realizado a través de los siglos. Tiene muchas lecturas, pero ante todo es un cuento para jóvenes que, de alguna manera, simboliza el paso de la niñez a la adolescencia.

  7. Caperucita roja lo hizo, se desnudó y se metió en la cama. Grande fue su sorpresa al aspecto de su abuela sin vestidos, y le dijo: -Abuelita, tenéis los brazos muy largos. -Así te abrazaré mejor, hija mía. -Abuelita, tenéis las piernas muy largas. -Así correré más, hija mía. -Abuelita, tenéis las orejas muy grandes. -Así te oiré ...

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