Yahoo Search Búsqueda en la Web

Resultado de búsqueda

  1. El retrato de El príncipe Baltasar Carlos a caballo fue pintado por Diego Velázquez en 1635 y se conserva en el Museo del Prado. [1] Velázquez había recibido el encargo de pintar una serie de retratos ecuestres que se destinarían al Salón de Reinos del palacio del Buen Retiro de Madrid.

  2. El príncipe Baltasar Carlos, a caballo. 1634 - 1635. Óleo sobre lienzo, 211,5 x 177 cm. Sala 012. Este retrato estaba destinado a ser colocado entre los retratos ecuestres de sus padres ( P01178, P01179 ), encima de una puerta en uno de los lados menores del Salón de Reinos.

  3. Velázquez pintó este retrato del joven Baltasar Carlos a caballo para el Salón de Reinos, la gran pieza de ceremonias inaugurada en el Buen Retiro en la primavera de 1635. Esta imagen del príncipe hacía juego con otros cuatro retratos ecuestres de la familia real pintados por Velázquez y ayudantes, los de sus padres y los de sus abuelos ...

  4. Velázquez pintó para este lugar otros dos cuadros con el tema de la caza: El cardenal infante don Fernando de Austria cazador y Felipe IV cazador. Las tres obras tienen algo en común: formato estrecho, figura presentada de tres cuartos, escopeta de caza en la mano y traje de caza en los protagonistas.

  5. El príncipe Baltasar Carlos. Baltasar Carlos había nacido en octubre de 1629. Era hijo de Felipe IV e Isabel de Borbón y hasta su muerte, en 1646, fue príncipe heredero. Como tal, fue protagonista de numerosas pinturas, que en su mayor parte se relacionan con Velázquez y su taller.

  6. El príncipe Baltasar Carlos. 1635 - 1636. Lienzo. 2,09 x 1,73. Museo del Prado, Madrid. Del mismo conjunto del Salón de Reinos, pero pintado ya enteramente por Velázquez, procede este delicioso retrato del malogrado príncipe, con su jaca en corbeta recortándose sobre el fondo plateado del Guadarrama con nieve, donde se distingue el picacho ...

  7. El príncipe Baltasar Carlos Retrato de Baltasar Carlos realizado por Velázquez con motivo de su jura como Príncipe en 1632. El artista concentra su atención en la minuciosidad del traje, iluminado por un fuerte fogonazo de luz.