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  1. LE CID (1682) TRAGÉDIE. [Pierre Corneille] M. DC. LXXXII. Examen 1660. Ce poème a tant d'avantages du côté du sujet et des pensées brillantes dont il est semé, que la plupart de ses auditeurs n'ont pas voulu voir les défauts de sa conduite, et ont laissé enlever leurs suffrages au plaisir que leur a donné sa représentation.

  2. Le Cid de Pierre Corneille, le texte complet, intégral gratuit, PDF à télécharger gratuitement. "Le Cid" est une tragédie de Pierre Corneille, premièrement jouée en 1637, et est considérée comme l'une de ses œuvres les plus célèbres et les plus influentes.

    • PERSONAJES
    • ESCENA PRIMERA
    • ESCENA SEGUNDA
    • ESCENA TERCERA
    • DON DIEGO.— Vos.
    • Don Diego
    • ESCENA QUINTA
    • DON RODRIGO.—¿De qué?
    • ESCENA SEXTA
    • ESCENA PRIMERA
    • ESCENA SEGUNDA
    • EL CONDE.—Sí.
    • DON RODRIGO.—¿Sabes que este brillo que llevo en mis ojos procede de su sangre? ¿Lo sabes? EL CONDE.—¿Y qué me importa a mí?
    • ESCENA TERCERA
    • ESCENA CUARTA
    • ESCENA QUINTA
    • ESCENA SEXTA1
    • ESCENA SÉPTIMA
    • ESCENA OCTAVA
    • ESCENA PRIMERA
    • ESCENA SEGUNDA
    • ELVIRA.—¿Pensáis perseguirle?
    • ESCENA TERCERA
    • ESCENA CUARTA
    • DON RODRIGO.— ¡Muero! JIMENA.— Vete.
    • ESCENA QUINTA
    • Don Diego, don Rodrigo
    • ESCENA PRIMERA
    • ESCENA SEGUNDA
    • ESCENA TERCERA
    • ESCENA CUARTA
    • ESCENA QUINTA
    • ESCENA PRIMERA
    • ESCENA SEGUNDA
    • ESCENA TERCERA
    • ESCENA CUARTA
    • ESCENA QUINTA
    • ESCENA SEXTA
    • ESCENA SÉPTIMA

    DON FERNANDO, primer rey de Castilla. DOÑA URRACA, infanta de Castilla. DON DIEGO, padre de Rodrigo. DON GÓMEZ, conde de Gormaz, padre de Jimena. DON RODRIGO, pretendiente de Jimena. DON SANCHO, pretendiente de Jimena. DON ARIAS, el Conde. DON ALONSO, gentileshombres castellanos. JIMENA, hija de don Gómez. LEONOR, dama de compañía de la infanta. ...

    Jimena, Elvira JIMENA.—Elvira, ¿me lo has declarado todo sinceramente? ¿No me escondes nada de cuanto te ha dicho mi padre? ELVIRA.—Aún se hallan todos mis sentidos arrobados; aprecia a Rodrigo tanto como lo estimáis vos, y si yo no me excedo al leer en su alma, estoy segura de que os ordenará que consintáis en su amor. JIMENA.—Dime, pues, te lo ru...

    La Infanta, Leonor, un Paje LA INFANTA.—Paje, id a advertir a Jimena de mi parte que hoy se retrasa un poco por verme y que mi afecto se queja por su pereza. (Sale el Paje) LEONOR.—Señora, siempre os inquieta el mismo deseo, y cada día, al entrevistaras con ella, os veo preguntarle por su amor. LA INFANTA.—Y no es sin motivo: casi la he obligado a ...

    El Conde, don Diego EL CONDE.—Sois vos quien ganáis al fin, y el favor del rey os eleva a un rango que sólo a mí me correspondía: os hace ayo del príncipe de Castilla. DON DIEGO.—Este timbre de honor que concede a mi familia demuestra a todos que es justo y pone de manifiesto que sabe recompensar los servicios pasados. EL CONDE.—Por grandes que sea...

    EL CONDE.—Tu desvergüenza, viejo atrevido, ha de recibir su pago. (Lo abofetea.) DON DIEGO.—(Echando mano a la espada.) Concluye y quítame la vida después de tal afrenta, la primera por la que mi estirpe ha visto enrojecer su frente. EL CONDE.—¿Qué esperas hacer tú con fuerzas tan escasas? DON DIEGO.— ¡Oh, Dios, mis fuerzas ya gastadas me abandonan...

    DON DIEGO.— ¡Oh, ira! ¡Oh, desesperación! ¡Oh, vejez enemiga! ¿No he vivido, pues, más que para esta infamia? ¿No he encanecido en los trabajos de la guerra más que para ver un día marchitarse mis laureles? Mi brazo, que admira toda España con respeto, mi brazo, que tantas veces ha salvado a este reino, afirmado tantas veces el trono de su rey, ¿tr...

    Don Diego, don Rodrigo DON DIEGO.—Rodrigo, ¿posees tú valor? DON RODRIGO.—Cualquiera otro que no fuese mi padre ahora mismo lo comprobaría. DON DIEGO.—¡Cólera bienhechora! ¡Altivo sentimiento tan grato a mi dolor! Reconozco allí sangre en esa noble flia; mi juventud revive en tan irritable fogosidad. Ven, hijo mío; ven, mi sangre, a reparar mi infa...

    DON DIEGO.—De una afrenta tan cruel que ha dado un golpe mortal al honor de los dos: de una bofetada. El insolente hubiera perdido la vida; mas mi edad ha traicionado mi noble impulso, y esta espada, que ya no puede sostener mi brazo, te la entrego a ti para la venganza y el castigo. Ve a dar pruebas de tu valor contra el insolente: tal ultraje sól...

    Don Rodrigo DON RODRIGO.—Herido hasta en el fondo del corazón por un ataque tan inesperado como mortal, vengador digno de piedad en causa tan justa, y objeto desventurado de un rigor inmerecido, permanezco inmóvil y mi alma abatida se abandona al golpe que me mata. Tan cerca de conseguir la recompensa a mi amor, ¡oh, Dios, qué penoso deber! ¡En est...

    Don Arias, el Conde EL CONDE.—Confieso entre nosotros que, irritado en exceso, me enardecí demasiado por unas palabras y llegué a sobrepasarme. Mas ya está hecho y la cosa no tiene remedio. DON ARIAS.—Esa arrogancia debe someterse a los deseos del rey: ha puesto gran interés en este negocio, y su irritación se dirigirá contra vos con todo el peso d...

    El Conde, don Rodrigo DON RODRIGO.—Dos palabras, conde. EL CONDE.— Habla. DON RODRIGO.—Sácame de una duda. ¿Conoces bien a don Diego?

    DON RODRIGO.—Hablemos más bajo. Escucha. ¿Sabes que ese anciano fue la virtud misma, la bravura y el honor de su tiempo? ¿Lo sabes? EL CONDE.— Tal vez.

    DON RODRIGO.—A cuatro pasos de aquí te lo haré saber. EL CONDE.— ¡Joven presuntuoso! DON RODRIGO.—Habla sin acalorarte. Soy joven, ciertamente; mas en los bien nacidos el valor no aguarda a los años. EL CONDE.— ¡Medirte conmigo! ¿Quién te ha dado tanta osadía a ti, al que nadie ha visto aún con las armas en la mano? DON RODRIGO.—Los míos no esperan...

    La Infanta, Jimena, Leonor LA INFANTA.—Sosiega, Jimena, sosiega tu dolor; hazte fuerte contra esa desventura. Volverás a encontrar la calma, tras esa débil tempestad; tu dicha no se ha ensombrecido sino por una nube ligera y no has perdido nada por verla diferida. JIMENA.—Mi corazón, lleno de pesadumbre. no se atreve a esperar nada. Una tempestad t...

    La Infanta, Jimena, Leonor, el Paje LA INFANTA.—Paje, id en busca de Rodrigo y traedle aquí. EL PAJE.—El conde de Gormaz y él... JIMENA.— ¡Dios mío; estoy temblando! LA INFANTA.—Hablad. EL PAJE.—Juntos han salido de ese palacio. JIMENA.—¿Solos? EL PAJE.—Solos y, al parecer, desafiándose en voz baja. JIMENA.—Sin duda han negado a las manos; ya no ha...

    La Infamta, Leonor LA INFANTA.— ¡Ay, cuánta inquietud se adueña de mi espíritu!. Lloro sus desdichas, me abandona el sosiego y mi pasión revive. Lo que va a separar a Rodrigo y a Jimena hace que a un tiempo mismo renazcan mi desesperación y mi tortura; mas esa separación, que veo a mi pesar, hace que se vea embargado mi espíritu por un secreto gozo...

    Don Fernando, don Arias, don Sancho DON FERNANDO.— ¡Tan vano es, pues, el Conde y tan poco razonable! ¿Aún se atreve a creer que se le puede perdonar su delito? DON ARIAS.—Me entrevisté con él, por orden vuestra, largo rato; he hecho cuanto he podido, señor, mas nada obtuve. DON FERNANDO.— ¡Justo cielo! ¡Tan temerario puede llegar a ser un súbdito ...

    Don Fernando, don Sancho, don Alonso DON ALONSO.—Señor, el conde ha sido muerto; don Diego, por medio de su hijo, ha vengado su ofensa. DON FERNANDO.—Tan pronto como conocí la afrenta preví la venganza, y desde aquel momento traté de evitar esta desdicha. DON ALONSO.—Jimena viene a depositar su dolor a vuestras plantas y, deshecha en llanto, a pedi...

    Don Fernando, don Diego, Jimena, don Sancho, don Arias, don Alonso JIMENA.— ¡Señor, señor, justicia! DON DIEGO.— ¡Ah, señor, escuchadnos! JIMENA.—Me echo a vuestros pies. DON DIEGO.—Beso vuestras plantas. JIMENA.—Pido justicia. DON DIEGO.—Escuchad mi defensa. JIMENA.—Castigad la insolencia de un mozo atrevido: él derribó al sostén de vuestro ce...

    Don Rodrigo, Elvira ELVIRA.—¿Qué es lo que has hecho, Rodrigo? ¿Adónde vienes tú, miserable?2. DON RODRIGO.—A seguir el triste destino de mi infausta suerte. ELVIRA.—¡Cómo puede llevarte tu audacia y tu redoblado orgullo a comparecer en los lugares que has cubierto de luto? ¿Cómo? ¿Hasta aquí llegas a desafiar la sombra del Conde? ¿No le has ma tad...

    Don Sancho, Jimena, Elvira DON SANCHO.—Ciertamente, señora, necesitáis víctimas; vuestra cólera es justa y justificado vuestro llanto. No trato, pues, a fuerza de palabras, ni de consolaras ni de disminuir vuestras iras, mas si en mi mano está el serviros, utilizad mi espada para castigar al culpable; utilizad mi amor para vengar esta muerte. Bajo ...

    JIMENA.— ¡Ah, pensamiento cruel y cruel persecución a la que me veo obligada! Reclamo su cabeza y temo conseguirla. ¡ Mi muerte seguirá a la suya y quiero castigarle! ELVIRA.—Abandonad, abandonad, señora, tan funesto designio; no os impongáis tan tiránica ley. JIMENA.—¿Cómo? Mi padre muerto y casi entre mis brazos, ¿clamaría venganza su sangre y no...

    Jimena, Elvira JIMENA.—Libre me encuentro, al fin, y de mi vivo dolor puedo hacerte ver, sin cuidados, la tortura; puedo dar libre curso a mis tristes gemidos; puedo abrirte mi alma y mostrarte todos mis pesares. Ha muerto mi padre, Elvira, y la primera espada con que se armó Rodrigo ha sido la que ha cortado el hilo de su existencia. ¡Llorad, llor...

    Don Rodrigo, Jimena, Elvira DON RODRIGO.— ¡Pues bien, sin tomaras el trabajo de perseguirme, estad segura del honor de quitadme la vida. JIMENA.—Elvira, ¿dónde estamos, qué es lo que veo? ¡Rodrigo en mi casa! ¡Rodrigo en mi presencia! DON RODRIGO.—No regatees mi sangre: gozad, sin resistencia, el placer de mi muerte y de vuestra venganza. JIMENA.— ...

    DON RODRIGO.—¿Qué es lo que resuelves? . JIMENA.—A pesar de cuanto turba mi cólera haré cuanto me sea posible para dejar bien vengado a mi padre; mas, no obstante el rigor de un deber tan penoso, mi único deseo es no poder conseguir nada. DON RODRIGO.— ¡Oh, milagro de amor! JIMENA.— ¡Oh, colmo de desdichas! DON RODRIGO.—¡Cuántos males y cuántas lá...

    Don Diego DON DIEGO.—Nunca gozaremos de una dicha perfecta. Los acontecimientos más venturosos están mezclados de tristezas; siempre algunas inquietudes en ellos turban la pureza de nuestro contento. En medio de la dicha siento amenazada mi alma; nado en la alegría y tiemblo de temor. Hevisto muerto al enemigo que me había ultrajado, pero me es imp...

    Don Fernando, don Diego, Don Arias, Don Rodrigo, don Alonso, don Sancho, la Infanta, Jimena, Leonor, Elvira. LA INFANTA.—Enjuga tus lágrimas, Jimena, y sin tristeza recibe de mis manos al magnánimo vencedor. DON RODRIGO.—No os ofendáis, señor, si ante vuestra presencia un amoroso respeto me arrodi lla a SUS pies. No vengo aquí a reclamar mi conquis...

    Don Fernando, don Diego, Don Arias, Don Rodrigo, don Alonso, don Sancho, la Infanta, Jimena, Leonor, Elvira. LA INFANTA.—Enjuga tus lágrimas, Jimena, y sin tristeza recibe de mis manos al magnánimo vencedor. DON RODRIGO.—No os ofendáis, señor, si ante vuestra presencia un amoroso respeto me arrodi lla a SUS pies. No vengo aquí a reclamar mi conquis...

    Don Fernando, don Diego, Don Arias, Don Rodrigo, don Alonso, don Sancho, la Infanta, Jimena, Leonor, Elvira. LA INFANTA.—Enjuga tus lágrimas, Jimena, y sin tristeza recibe de mis manos al magnánimo vencedor. DON RODRIGO.—No os ofendáis, señor, si ante vuestra presencia un amoroso respeto me arrodi lla a SUS pies. No vengo aquí a reclamar mi conquis...

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  3. www.theatre-classique.fr › CORNEILLEP_CID37LE CID, TRAGI-COMÉDIE

    LE CID. TRAGI-COMÉDIE. À PARIS, chez AUGUSTIN COURBÉ, imprimeur et libraire de Monseigneur frère du roi, dans la petite salle du Palais, à la Palme. M. DC. XXXVII. AVEC PRIVILÈGE DU ROI À MADAME DE COMBALET. Madame, Ce portrait vivant que je vous offre, représente un héros assez reconnaissable aux lauriers dont il est couvert.

  4. 10 de dic. de 2020 · Published in 1636, Le Cid was held as an ideal work of drama for years by subsequent playwrights. In this tragic coming-of-age story, a young knight is asked to defend his father's honor by challenging his future father-in-law to a duel.

  5. 1 de oct. de 2008 · Le Cid. by. Corneille, Pierre, 1606-1684; Searles, Colbert, 1873-1947. Publication date.

  6. Représentée en 1636. Age de Corneille, 30 ans. Le Cid obtint un immense succès qui éveilla la jalousie des mauvais poètes, à la tête desquels il faut mettre le cardinal de Richelieu.