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  1. 27 de jun. de 2022 · Érase una vez un joven pastor llamado Pedro que, además de cuidar a sus ovejas, se divertía gastando bromas de mal gusto a sus vecinos. Hasta que un día sus mentiras se volvieron contra él. Descubre qué pasó a Pedro leyendo y compartiendo este tradicional cuento de Pedro y el lobo con tus hijos.

  2. Cuento clásico: Pedro y el lobo. Érase una vez un pastorcillo llamado Pedro, que se pasaba la mayor parte del día cuidando a sus ovejas en un prado cercano al pueblo donde vivía. Todas las mañanas salía con las primeras luces del alba con su rebaño y no regresaba hasta caída la tarde.

  3. Cuento clásico para niños: Pedro y el lobo. Érase una vez un pastorcillo llamado Pedro que vivía en un pueblo cercano a las montañas. Pedro tenía el deber de llevar a sus ovejas todos los días a pastar a un prado cercano, por lo que iba en las mañanas, cuando salía el sol, y volvía en las tardes antes de que el día terminase.

  4. El día que necesites ayuda de verdad, nadie te creerá, serás considerado un mentiroso. Imprimir cuento. Cuento Corto PEDRO y el LOBO Resumen e Historia Pedrito, el Pastor Mentiroso Fabulas Cortas de Animales para Niños Imagenes y Dibujos.

  5. Érase una vez un joven pastor llamado Pedro que se pasaba el día con sus ovejas. Cada mañana muy temprano las sacaba al aire libre para que pastaran y corretearan por el campo. Mientras los animales disfrutaban a sus anchas, Pedro se sentaba en una roca y las vigilaba muy atento para que ninguna se extraviara.

  6. 27 de ene. de 2012 · PEDRO Y EL LOBO. Érase una vez un pastorcillo que vivía en un pueblo cerca del bosque. El pastorcillo se llamaba Pedro, y todas las mañanas sacaba a pasear a su rebaño de ovejas por el campo, cerca del pueblo. Pasaba tanto tiempo en el campo, que se aburría muchísimo, y ya no sabía que hacer para divertirse un poco y pasar el rato.

  7. Cuento infantil de 'Pedro y el lobo' Hace mucho, mucho tiempo, había un pastorcillo que se llamaba Pedro y que cuidaba de sus ovejas en los campos de los alrededores de su pequeño pueblecito. Cada mañana, muy temprano, el pastor salía a la pradera con su rebaño y se pasaba allí horas y más horas.

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