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  1. Zadig no pensó en ello, pero la muger del envidioso pensó mas de lo que decirse puede. Cada dia se le presentaban nuevas damas. Aseguran los anales secretos de Babilonia, que cayó una vez en la tentacion, pero que quedó pasmado de gozar sin deleyte, y de tener su dama en sus brazos distraido. Era aquella á quien sin pensar dió pruebas de ...

  2. Zadig, o el Destino/Capítulo XVI. Francia . metadatos. Capitulo XVI. El bandolero. A l llegar á las fronteras que separan la Arabia petrea de la Syria, y al pasar por junto á un fuerte castillo, saliéron de él unos Arabes armados. Vióse rodeado de hombres que le gritaban: Ríndete; todo quanto traes es nuestro, y tu persona pertenece á ...

  3. Zadig O El Destino. Pasta blanda. 4.3 8 calificaciones. Ver todos los formatos y ediciones. Hasta 24 meses de $373.76 con costo de financiamiento Ver más opciones.

  4. Llegó Zadig á un hermoso prado, donde vió una muchedumbre de mugeres que andaban buscando solícitas cosa que parecia que habian perdido. Acercóse á una de ellas, y le preguntó si queria que las ayudara á buscar lo que querían hallar. Dios nos libre, respondió la Syria; lo que nosotras buscamos solo las mugeres pueden tocarlo.

  5. Zadig, o el Destino/Capítulo XX. Francia . metadatos. Capitulo XX. El ermitaño. C aminando, como hemos dicho, se encontró con un ermitaño cuya luenga barba descendia hasta el estómago. Llevaba este un libro que iba leyendo muy atentamente. Paróse Zadig y le hizo una profunda reverencia, á que correspondió el ermitaño de manera tan ...

  6. Zadig, o el Destino/Capítulo III. Francia . metadatos. Capitulo III. El perro y el caballo. E N breve experimentó Zadig que, como dice el libro de Zenda-Vesta, si el primer mes de matrimonio es la luna de miel, el segundo es la de acibar. Vióse muy presto precisado á repudiar á Azora, que se habia tornado inaguantable, y procuró ser feliz ...

  7. Fuí corriendo á casa del señor Zadig, á quien nunca habia visto, y encontré á los alguaciles del gran Desterham, que con un papel del rey en la mano robaban con mucho órden y sosiego toda la casa. Púseme en volandas en la cocina de la reyna; algunos de los gentiles-hombres de beca me dixéron que habia muerto, otros que estaba presa, y ...