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  1. 22 de ago. de 2022 · Los artesanos olmecas usaban el jade principalmente para crear estatuillas de sus dioses, máscaras retrato funerarias y objetos usados por los sacerdotes en los rituales. Es posible que las estatuillas aplanadas y pequeñas se llevaran como amuletos; la presencia de un agujero taladrado sugiere que se ponía un cordón a través de ellas.

    • Mark Cartwright
  2. Tal vez el jade más apreciado por los olmecas fue el verde esmeralda translúcido, piedra que los aztecas posteriormente llamaron quetzalitzli, término que se refiere tanto a su semejanza en color con las plumas de quetzal como a su transparencia semejante a la de la obsidiana, itzli.

  3. El jade entre los olmecas. Aunque el jade trabajado aparece muy pronto en Mesoamérica, es hasta el Preclásico Medio ( ca. 900-500 a.C.) que se generaliza en los sitios olmecas, especialmente en La Venta, Tabasco.

  4. Máscara de piedra olmeca. El pueblo que fabricó esta máscara fue el de los olmecas, que dominó lo que hoy es México durante unos mil años, de 1400 al 400 a. n. e. Se les ha calificado de cultura madre de Centroamérica. La máscara está hecha de piedra verde pulida y a diferencia de una cabeza esculpida, está hueca por la parte de atrás.

  5. Por ejemplo, la observación cuidadosa de una máscara de jade del decisivo sitio olmeca de Arroyo Pesquero, que en el pasado formó parte de la colección Dyker (Figura 1), revela que los dibujos publicados de este objeto carecen de exactitud en al menos un detalle fundamental.

  6. El jade de los olmecas, mayas y aztecas tendrá la misma apariencia dentro de cuatrocientos mil millones de años que la que tiene hoy en día, si es que nuestro planeta todavía existe. Para la gente mesoamericana de la época precolombina, el jade representaba la respiración, la vida, la fertilidad y el poder.

  7. Desde su encuentro con la ilustración de una estupenda máscara de jade –la que se decía representaba un “bebé llorando”– Matthew W. Stirling vivía soñando con ver la gigantesca cabeza, tallada en el mismo estilo de la máscara, que José María Melgar descubrió en 1862. Ahora estaba a punto de realizar su sueño.