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  1. 10 de oct. de 2023 · Desde la épica "The Legend of Zelda: Ocarina of Time" hasta la conmovedora "Final Fantasy VII," te invitamos a sumergirte en el mundo de la música de videojuegos y descubrir por qué estas composiciones son inolvidables. Banda Sonora de 'The Legend of Zelda: Ocarina of Time' - Compositor: Koji Kondo.

    • Just Dance 2024 Edition. Baila con tus familiares o amigos las canciones más populares del momento. Deberás seguir el ritmo y el movimiento lo más fiel posible al personaje que aparece en pantalla para ganar a tus contrincantes.
    • Guitar Hero. Cualquier videojuego de Guitar Hero es ideal para jugar tanto en solitario como con amigos. Los fans del rock tenían esta adictiva franquicia para disfrutar de las canciones mientras pulsan los botones en el momento adecuado con una guitarra.
    • Cadence of Hyrule. Avanza al ritmo de la música mientras derrotas a los enemigos que están en el escenario. Este videojuego musical fusiona el universo de Crypt of the NecroDancer con el de The Legend of Zelda.
    • Beat Saber. La jugabilidad es simple, pero es tremendamente divertido y adictivo. Golpea con dos espadas los cubos según la dirección que se te pida. Tiene la particularidad de que es un videojuego musical pensado para jugarse en realidad virtual.
    • Información general
    • Bastion
    • Portal 2
    • Hotline Miami
    • Mass Effect 2
    • Sword & Sworcery
    • Bioshock
    • Journey
    • Silent Hill 2
    • Zelda - Majora’s Mask

    La música de videojuegos ya empieza a ocupar un lugar sano y decente dentro del arte. En 40 años de vida han aparecido bandas sonoras dignas de sacar de la consola y enmarcar, y algunas de ellas han conseguido cambiar la escena, ya sea modificando estructuras o clichés e introduciendo novedades en géneros impensables o quitándonos esa idea de “frikismo” asociada a las maquinitas.

    ¿Quién no conoce hoy en día a Carpenter Brut? Pues fue gracias a los videojuegos. No pasa nada. Aquí debajo hay una lista muy subjetiva de 23 bandas sonoras y compositores que considero relevantes para replantearse el estado actual de la música de videojuegos, sin ningún orden concreto. No cabían todas.

    Bastion es un juego de contemplar el mundo muerto, pero incluso en ese contexto, los humanos demuestran no ser de fiar. Darren Korb mantiene sus raíces rock aquí, pero se adapta más al folk tristón que le pega al post apocalipsis.

    Lo que no es tan habitual es el punto electrónico que aquí envuelve en un universo imposible de leer. Los indies pisan fuerte y se atreven con lo que los triple A dudan, como un combate entre Vaults y Pablo Alborán.

    Hay que agradecerle a Mike Morasky una de las bandas sonoras de videojuego mejor integradas en su universo. Su riqueza y variedad de temas es una de las razones por las que Portal 2 funciona incluso mejor que su predecesor.

    Mantiene algo de esa naturaleza ambiental de Portal, pero explora terrenos más dramáticos y juega con la música adaptativa gracias a los distintos escenarios y tipos de geles. Desafiar los límites de la banda sonora tal y como la conocemos tenía que ser cosa de Aperture Science.

    Estos últimos años se han creado muchos juegos con tintes electrónicos en su apartado sonoro porque, bueno, sus desarrolladores no viven en una cueva.

    Hotline Miami reimagina unos años 80 psicópatas y grotescos, y para contextualizarlos ficha a artistas como Sun Araw, Perturbator o MOON en una vorágine de electrónica alucinógena y efervescente. No me mires así: si hablo de ella como una droga es porque lo es.

    Lo de Jack Wall para la segunda aventura de Shepard es un híbrido brutal entre orquesta y métodos de composición digital. El tema central, “The Illusive Man”, ni siquiera es capaz de adherirse a un patrón métrico, y esa irregularidad define el paisaje de la Ciudadela: cada vez que te sientes cómodo, hay un giro que te descoloca.

    Solemos guardar los ritmos marcados para nuestros héroes y dejamos lo irregular y lo caótico para los villanos, pero en Mass Effect todas las sensaciones son ambiguas.

    Jim Guthrie fue miembro de Islands, de Human Highway y de Royal City, pero fue su banda sonora para Sword & Sworcery la que nos clavó su buen hacer en el tímpano.

    La atmósfera enigmática que rodea a la Escita se mezcla con sintetizadores ondulantes, guitarras lánguidas y capas de sonido amenazantes. Si hay algo que hace especial este Superbrothers es que su música es un pilar maestro y el resto de apartados del juego se crearon a su alrededor: sin ella, todo se cae.

    La oscuridad de Rapture explora lo disonante, utiliza la cuerda para crear puntos de luz o teñir de lúgubre y se diferencia de otras bandas sonoras orquestales porque es capaz de innovar y a la vez mantenerse accesible a todos los oídos en menos de 20 minutos de banda sonora.

    Garry Schyman es un compositor que viene de la televisión y maneja de lujo los tiempos, así que da gusto escuchar un trabajo que no enfanga la acción con repiqueteo constante, sino que deja a los silencios y al llanto de las gramolas hacer su trabajo.

    Austin Wintory no quería utilizar instrumentos exóticos para esta banda sonora para no condicionar el oído del jugador con identidades erróneas.

    En las arenas de Journey no hay diálogos, solo un territorio virgen e inexplorado que cada persona tiene que hacer suyo. Su progresión es delicada y hace mella en la soledad del jugador: de vez en cuando nos encontramos con alguien en las dunas, pero no podemos comunicarnos. Es increíble cómo un acompañamiento de cuerda y un teclado y un bajo ocasionales pueden moldearse para definir lo desconocido.

    Lo de Akira Yamaoka es de otro mundo. Es un maestro en el uso del sonido y en la composición en clave psicológica, pero su terror no cae en trucos baratos. Las piezas cogen aire y respiran sin prisas, se adaptan al entorno angustioso a su ritmo y el resultado es más emocional.

    La música es un ente más, es un reflejo de tu psique. Uno de los conceptos con los que más trabaja Yamaoka es el de la incomodidad, y en SH2 empuja esos límites con fragmentos atonales y orgánicos. La manipulación de la amplitud de frecuencia se la dejamos a los más pueriles.

    Majora’s Mask siempre ha sido la oveja negra dentro de la saga Zelda: no se ambienta en Hyrule, no hay que rescatar a Zelda y ni rastro de Ganondorf. Eso es precisamente lo que le hace tan especial, y Koji Kondo plasmó la oscuridad que rodea el viaje de Link tan desesperada y solitaria como siempre ha sido.

    Se divide en cuatro secciones definidas por territorios, y aunque comparte muchos temas con Ocarina of Time, los originales son verdaderos retos que definen su esencia retorcida. Todavía hoy, si oigo un carrillón, me meto debajo de la cama.

  2. Músicas con una calidad extraordinaria que dibujan con sonidos el alma del videojuego. La música de videojuegos va en sintonía con la jugabilidad y narrativa del juego, provocando todo tipo de emociones y haciéndonos partícipes de la historia con la enorme interactividad del medio en este formato.

  3. La música de videojuegos, en particular desde comienzos del siglo XX, es considerada como un género musical por derecho propio, principalmente por tratarse en su mayor parte de música programada, a diferencia de la música grabada en estudio o interpretada en directo.

  4. 2 de abr. de 2020 · Canciones originales que despiertan algo más que nostalgia: son capaces de retrotraernos a momentos tan especiales como concretos de nuestra historia con los videojuegos. Que forman parte de nuestro A.D.N. Del tuyo y del nuestro.

  5. 30 de jul. de 2015 · En este artículo lo que intentaremos es investigar y explicar por qué para muchos de nosotros la música de los videojuegos puede llegar a ser infinitamente más memorable que la de otros medios.