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  1. Portada > Noticias > Varios > Ocho inolvidables poemas de Quevedo. Ocho inolvidables poemas de Quevedo Un canto único al amor, la nostalgia, el pesimismo e, incluso, la burla.

  2. en el agua el pez, la salamandra en fuego. y el hombre, en cuyo ser todo se encierra, está en sombra en la tierra. Yo sólo, que nací para tormentos, estoy en todos estos elementos: la boca tengo en aire suspirando, el cuerpo en tierra está peregrinando, los ojos tengo en agua noche y día. y en fuego el corazón y el alma mía.

  3. Por encargo de don Pedro Coello, don José González de Salas, recoge la mayor parte de los poemas de Quevedo, publicándolos en 1648 en Madrid bajo el título «Parnaso español» y más tarde en 1670 «Las nueve Musas últimas castellanas». De estas dos obras he sacado la mayoría de los sonetos que figuran en mi trabajo.

  4. A continuación, presentamos algunos ejemplos de poemas cortos escritos por Francisco de Quevedo: "Amor constante más allá de la muerte" "Es hielo abrasador, es fuego helado, "Miré los muros de la patria mía" Estos poemas muestran la habilidad de Quevedo para condensar ideas complejas en pocos versos y transmitir emociones intensas.

  5. nadar sabe mi llama, el agua fría, y perder el respeto a ley severa. Este famoso soneto de Quevedo es un claro ejemplo de cómo puede expresarse el amor más allá de la muerte en unos pocos versos. El poeta muestra su creencia en un amor eterno y trascendental. La influencia de Quevedo en la poesía moderna.

  6. 37 poemas de Francisco de Quevedo: análisis y selección de los principales. Poemas de Francisco de Quevedo. A Apolo, siguiendo a Dafne. A Celestina. A Dafne, huyendo de Apolo. A la edad de las mujeres. A la mar (analizado). A la Violenta e Injusta Prosperidad (analizado). A Lope de Vega. A Roma sepultada en sus ruinas. A un avariento.

  7. Viéndote sobre el cerco de la luna. Vinagre y hiel para sus labios pide, Vino el francés con botas de camino. Volver quiero a vivir a trochimoche, Vuestros coplones, cordobés sonado, Vulcano las forjó, tocolas Midas, Ya la insana Canícula, ladrando. Ya llena de sí solo la litera. Ya los pícaros saben en Castilla. Ya que huyes de mí ...