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  1. Resumen de Las confesiones de San agustín. En el ámbito de la Literatura universal, se conoce con el nombre de Las confesiones de San Agustín a la obra escrita entre el año 397 y 398 d.C. por el teólogo católico Aureliano Agustín de Hipona, mejor conocido en occidente como San Agustín de Hipona, o simplemente San Agustín.

  2. Las Confesiones de San Agustín es una obra que nos invita a reflexionar sobre nuestra propia vida y nuestro camino hacia la fe y la salvación. A través de los diferentes capítulos, San Agustín comparte sus experiencias y su búsqueda de la verdad, ofreciéndonos enseñanzas y lecciones valiosas.

  3. En resumen, "Confesiones" de San Agustín es una obra profundamente conmovedora que nos invita a reflexionar sobre nuestra propia existencia, nuestra relación con Dios y nuestra búsqueda de la verdad.

  4. Confesiones es un libro en el que San Agustín escribió acerca de su juventud pecadora y de cómo se convirtió al cristianismo. Es ampliamente aceptada como la primera autobiografía occidental jamás escrita, y se convirtió en un modelo para otros autores cristianos de los siguientes siglos.

  5. 28 de nov. de 2017 · San Agustín de Hipona antes de ser exaltado como santo, fue un hombre que cometió muchos pecados antes de su conversión, pues vivió de manera libertina y poco decorosa frente a las miradas de la sociedad. Conoce más sobre el libro Las Confesiones de San Agustín, que revela cosas interesantes.

  6. 15 de oct. de 2014 · Entre las obras de Agustín, el libro Confesiones es uno de los más conocidos, apreciados e influyentes. Escrito entre el 397 y 398, como una oración a Dios, es una autobiografía donde el autor relata aspectos de su vida antes y después de su conversión, y está repleto de líneas que quedan en la memoria al pasar de los años.

  7. Confiesa San Agustín los vicios y pecados de su infancia y de su puericia, y da gracias a Dios por los beneficios que recibió de su mano en una y otra edad. Capítulo I. Reconociendo Agustín la grandeza y majestad de Dios se enciende en deseos de alabarle. Capítulo II.