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tan bonita, como tú. Una tarde, la princesa. vio una estrella aparecer; la princesa era traviesa. y la quiso ir a coger. La quería para hacerla. decorar un prendedor, con un verso y una perla. y una pluma y una flor. Las princesas primorosas. se parecen mucho a ti: cortan lirios, cortan rosas, cortan astros. Son así. Pues se fue la niña bella,
tu acento. Margarita, te voy a contar un cuento. Este era un rey que tenía un palacio de diamantes, una tienda hecha del día y un rebaño de elefantes. Un kiosko de malaquita, un gran manto de tisú, y una gentil princesita, tan bonita, Margarita, tan bonita como tú. Una tarde la princesa vio una estrella aparecer; la princesa era traviesa
y un rebaño de elefantes, un kiosko de malaquita, un gran manto de tisú, y una gentil princesita, tan bonita, Margarita, tan bonita, como tú. Una tarde, la princesa. vio una estrella aparecer;
un palacio de diamantes, una tienda hecha de día. y un rebaño de elefantes, un kiosko de malaquita, un gran manto de tisú, y una gentil princesita, tan bonita, Margarita, tan bonita, como tú.
tu acento. Margarita, te voy a contar un cuento. Este era un rey que tenía un palacio de diamantes, una tienda hecha del día y un rebaño de elefantes. Un kiosko de malaquita, un gran manto de tisú, y una gentil princesita, tan bonita, Margarita, tan bonita como tú. Una tarde la princesa vio una estrella aparecer; la princesa era traviesa
Esto era un rey que tenía un palacio de diamantes, una tienda hecha de día y un rebaño de elefantes, un kiosko de malaquita, un gran manto de tisú, y una gentil princesita, tan bonita, Margarita, tan bonita, como tú.
A Margarita Debayle es uno de los poemas más recordados de Rubén Darío. Apareció en el libro “El viaje a Nicaragua e Intermezzo Tropical” de 1909, aunque fue escrito un año antes. Durante la estancia del poeta en la casa de verano de la familia Debayle, surge esta pieza dedicada a la niña Margarita que había pedido un cuento a Rubén ...