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  1. “¿Cómo haré ahora para trabajar y poder dar de comer a mis hijos?” exclamaba angustiado y preocupado el leñador. Entonces, ante los ojos del pobre hambre apareció desde el fondo del río una ninfa hermosa y centelleante.

    • Piel de Oso

      El muchacho, con una alegría inmensa, regresó a casa de su...

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  2. “¿Cómo haré ahora para trabajar y poder dar de comer a mis hijos?” exclamaba angustiado y preocupado el leñador. Entonces, ante los ojos del pobre hambre apareció desde el fondo del río una ninfa hermosa y centelleante.

  3. arbolabc.com › fabulas-para-niños › el-honrado-leñadorEl honrado leñador | Árbol ABC

    El honrado leñador. Érase una vez un leñador que a diario cortaba leña en el bosque para sostener a su familia. Un atardecer, mientras cortaba un árbol en la orilla del río, el hacha resbaló de sus manos y cayó al agua. Desesperado, el leñador se sentó a llorar por su hacha perdida.

  4. 9 de jul. de 2015 · hacha al agua. Entonces empezó a quejarse tristemente: —¿Como me ganaré el sustento ahora que no tengo hacha? Al instante ioh, maravilla! una bella ninfa aparecía sobre las. aguas y dijo al leñador: —Espera, buen hombre, traeré tu hacha. Se hundió en la corriente y poco después aparecía con un hacha. de oro entre las manos.

  5. El leñador honrado. En un lugar muy lejano vivía un anciano leñador que trabajaba duramente todos los días de sol a sol. Un tarde al pasar por el puente que atravesaba el río, el hacha que colgaba de su cinturón se precipitó a las frías aguas del río. Cuando el leñador se dio cuenta exclamó:

  6. “¿Cómo haré ahora para trabajar y poder dar de comer a mis hijos?” exclamaba angustiado y preocupado el leñador. Entonces, ante los ojos del pobre hambre apareció desde el fondo del río una ninfa hermosa y centelleante.

  7. Al instante, ¡oh, maravilla!, una bella ninfa aparecía sobre las aguas y dijo al leñador: - Espera, buen hombre: traeré tu hacha. Se hundió en la corriente y poco después reaparecía con un hacha de oro entre las manos. El leñador dijo que aquella no era la suya. Por segunda vez se sumergió la ninfa, para reaparecer después con otra hacha de plata.