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  1. Federico II de Hohenstaufen, llamado «stupor mundi» y «puer Apuliae», fue rey de Sicilia y Jerusalén, y emperador del Sacro Imperio Romano Germánico. Es también uno de los escritores más representativos de la Escuela poética siciliana, que él mismo creó.

  2. Federico de Suabia fue nombrado sucesor de Enrique V (23 de mayo de 1125) por el propio emperador, que se encontraba en su lecho de muerte. Sin embargo, el principal enemigo de Enrique V, el arzobispo Adalberto de Maguncia, usó su influencia para hacer valer el principio electivo del Imperio y la corona fue a parar finalmente a Lotario de Sajonia, que reinó como Lotario II .

  3. 6 de sept. de 2023 · El cisma provocado por el emperador tuvo el efecto de unir a todos sus adversarios, desde Italia hasta Oriente: Alejandro III, Guillermo II de Sicilia y el soberano bizantino Manuel Comneno, viejo conocido de Federico, que conocía las ambiciones de éste sobre sus dominios.

  4. En 1222 se encuentran, en Bari, Federico II y Francisco de Asís, Emperador uno, santo el otro; libertino, mujeriego y bromista el primero, místico, humilde y reservado el segundo; jóvenes, populares y brillantes ambos. Dos eximios representantes de las dos grandes clases - en el sentido tradicional: nobleza y sacerdocio - cambian opiniones.

  5. Federico II de Hohenstaufen, llamado «stupor mundi» y «puer Apuliae», fue rey de Sicilia y Jerusalén, y emperador del Sacro Imperio Romano Germánico. Es también uno de los escritores más representativos de la Escuela poética siciliana, que él mismo creó.

  6. Hijo del emperador germánico Enrique VI y de doña Constanza de Hauteville, hija de Roger II y heredera del reino de Sicilia, Federico Roger de Hohenstaufen fue confiado en el momento de su nacimiento a Conrad von Urslingen, duque de Spoleto, que lo llevó a Foligno, cerca de Asís.

  7. 27 de dic. de 2010 · Inocencio IV exigió de Federico el reconocimiento del daño que había causado a la Iglesia. Finalmente llegaron ambas partes a un acuerdo el 31 de marzo de 1244. En el mismo se restituía a la iglesia en sus posesiones, especialmente los Estados Pontificios, y se liberaba a los prelados favorables al Papa que mantenía presos.