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  1. su vida de trabajos precarios, romances caóticos, y su devoción por la bebida y las carreras de caballos. Para espanto de las ilustres academias y torres de marfil, Charles Bukowski fue y sigue siendo uno de los poetas más adorados del mundo. Vivió hasta los 73 años (1994) bebiendo y escribiendo todos los días,

  2. www.biblioteca-digital.universidadcolumbia.edu.mxCharles Bukowski PDF

    Charles Bukowski. «El alcohol es una de las mejores cosas que han llegado a esta tierra, además de mí. Siempre escribo intoxicado. No creo que haya escrito nunca un poema completamente sobrio». «Algunos me han llamado el más grande poeta de Estados Unidos. Mis amigos sólo me llaman Hank».

  3. duermen con una simplicidad directa que. los seres humanos sencillamente no podemos. comprender. sus ojos son más. hermosos que los nuestros. y pueden dormir 20 horas. al día. sin vacilar ni sentir. remordimientos.

  4. Recibí cartas de gente que nunca había leído poesía, ni mía ni de ningún otro. La gente venía a mi casa (vinieron demasiados realmente), y llamaban a la puerta y me Charles Bukowski - Escritos de un viejo indecente.pdf

    • El pájaro azul. hay un pájaro azul en mi pecho. tratando de salir. pero soy demasiado duro con él, Yo digo quédate ahí, no te dejaré. que nadie lo vea.
    • El corazón que ríe. tu vida es tu vida. No dejes que la aplaste el frío. Ser informado. Hay otras formas. Y en algún lugar, todavía hay luz. Tal vez no sea mucha luz, pero.
    • A solas con todos. la carne cubre los huesos. y poner en mente. alli y. a veces alma, y las mujeres rompen. jarrones contra las paredes. y los hombres beben. demasiado.
    • Entonces quieres ser escritor. si no te sale explotas. después de todo, no. a menos que te vayas sin pedir el tuyo. corazón, de tu cabeza, de tu boca. de tu vientre,
  5. Charles Bukowski. Estados Unidos: 1920-1994. Cuentos - Poemas; Textos digitales completos

  6. Entonces mi padre se fue a un lado de la carretera, aparcó cerca de una valla de alambre y nos quedamos allí quietos escuchando. Luego mi padre abrió la puerta de una patada y salió. —Coge la cesta. Saltamos la valla. —Seguidme —dijo mi padre. Entonces nos vimos entre dos hileras de naranjos, a cubierto del sol por