Yahoo Search Búsqueda en la Web

Resultado de búsqueda

  1. [Cuento - Texto completo.] Juan José Arreola. El forastero llegó sin aliento a la estación desierta. Su gran valija, que nadie quiso cargar, le había fatigado en extremo. Se enjugó el rostro con un pañuelo, y con la mano en visera miró los rieles que se perdían en el horizonte.

  2. La guía de estudio de Confabulario contiene una biografía de Juan José Arreola, ensayos literarios, cuestionarios, temas principales, personajes y un resumen y análisis completo.

  3. www.ingenieria.unam.mx › ARREOLA › GUARDAGUJASJuan José Arreola - UNAM

    El guardagujas. Juan José Arreola. El forastero llegó sin aliento a la estación desierta. Su valija, que nadie quiso conducir, le había fatigado en extremo. Se enjugó el rostro con un pañuelo, y con la mano en visera miró los rieles que se perdían en el horizonte. Desalentado y pensativo consultó su reloj: la hora justa en que el tren debía partir.

    • 85KB
    • 6
  4. 19 de ago. de 2016 · EL GUARDAGUJAS. Una inquietante espera entre lo absurdo y lo fantástico. Desde una simple sátira sobre el sistema ferroviario mexicano, pasando por una clara crítica al mercantilismo deshumanizante, las vías de El guardagujas, culminan, en la estación alegórica del destino del hombre.

  5. En resumen, el estilo literario de Juan José Arreola en «El guardagujas» se caracteriza por su prosa poética, su lenguaje rico en metáforas y figuras retóricas, y su narrativa fragmentada y desordenada.

  6. 10 de mar. de 2016 · (ENSAYO) Desde una simple sátira sobre el sistema ferroviario mexicano, pasando por una clara crítica al mercantilismo deshumanizante, las vías de El guardagujas culminan en la estación alegórica del destino del hombre. El guardagujas es un cuento del escritor mexicano Juan José Arreola.

  7. 30 de jul. de 2018 · A continuación, puedes leer El guardagujas, de Juan José Arreola. El forastero llegó sin aliento a la estación desierta. Su gran valija, que nadie quiso cargar, le había fatigado en extremo. Se enjugó el rostro con un pañuelo, y con la mano en visera miró los rieles que se perdían en el horizonte.