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Dios y el Estado es la obra más conocida del pensador anarquista ruso Mijaíl Bakunin . Composición. Dios y el Estado fue escrito entre febrero y marzo de 1871. Originalmente fue pensado como la segunda parte de un trabajo más amplio llamado El imperio Knouto-Germánico y la Revolución Social (de кнут o knut, látigo en ruso).
un eterno animal, siempre de cuatro patas ante el Dios eterno, su creador su amo. Pero he aquí que llega Satanás, el eterno rebelde, el primer librepensador y el emancipador de los mundos. Avergüenza al hombre de su ignorancia de su obediencia animales; lo emancipa e imprime sobre su frente el sello de la libertad y de la humanidad,
JackNicholson Dios y el estado 7 23 de octubre de 2013. Pese a encontrarse inacabada, una obra fundamental para comprender las bases de la ideología anarquista. En ella, Bakunin expone su filosofía basada en el materialismo, a favor de la sociedad, su evolución y su continuo cambio (en base a la rebelión constante).
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- Mijaíl Bakunin
Siendo Dios todo, el mundo real y el hombre no son nada. Siendo Dios la verdad, la justicia, el bien, lo bello, la potencia y la vida, el hombre es la mentira, la iniquidad, el mal, la fealdad, la impotencia y la muerte. Siendo Dios el amo, el hombre es el esclavo.
Dicen de un tirón: “Dios y la libertad del hombre”; “Dios y la dignidad, la justicia, la igualdad, la fraternidad y la prosperidad de los hombres”, sin preocuparse de la lógica fatal conforme a la cual, si Dios existe todo queda condenado a la no-existencia.
14 de may. de 2022 · de Mijaíl Bakunin. Dios y el Estado es un tratado político escrito por Mijaíl Bakunin durante 1871 y publicado de forma póstuma. Es el texto más conocido del filósofo anarquista. Bakunin expone su pensamiento sobre el desarrollo evolutivo del ser humano y la transición desde su evolución como animal a una posterior evolución social.
Todos los hombres les deben una obediencia ilimitada y pasiva, porque contra la razón divina no hay razón humana y contra la justicia de Dios no hay justi cia terrestre que se mantengan. Esclavos de Dios, los hombres deben serlo también de la iglesia y del Estado, en tanto que este último es consagrado por la iglesia.