Contra Dinamarca se libraba la guerra de Kalmar, en la que el ejército danés había invadido territorio sueco, y contra Polonia un conflicto por el trono sueco, que era reclamado por el rey Segismundo Vasa (véase guerra sueco-polaca); este, tras su derrocamiento en Suecia, se consideraba a sí mismo como el rey legítimo, y a Carlos IX y Gustavo II Adolfo como usurpadores.