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17 de jul. de 2018 · Nicolás II, un siglo del fin de la monarquía rusa. Se cumplen cien años del asesinato de toda la familia imperial rusa, con el zar Nicolás II al frente de su mujer y sus cinco hijos. Un trágico final para la longeva dinastía de los Romanov, de más de tres siglos de antigüedad, y que supuso la consolidación de la revolución bolchevique ...
11 de jul. de 2018 · ABC se hizo eco del cautiverio del último zar que tuvo Rusia, Nicolás II, en su portada del 22 de agosto de 1917. En julio del año siguiente, él y toda su familia fueron ejecutados por orden ...
Sucesión al antiguo trono de Rusia. Árbol genealógico de los Románov desde Catalina la Grande y Pedro III. Con la muerte del último zar, Nicolás II, y su familia, se abre un polémico pleito familiar de sucesión dinástica, aún sin zanjar entre los Dinastía Románov . La jefatura de la dinastía correspondería naturalmente al varón ...
Nicolás II de Rusia (rusu: Николáй Алексáндрович Ромáнов, Nikolai Aleksandrovich Romanov; 18 de mayu de 1868, Pushkin (es) – 17 de xunetu de 1918, Ekaterimburgu) foi'l postrer zar de Rusia hasta la so abdicación, el 15 de marzu de 1917, en favor de so hermanu Miguel, que refugó la ufrienda y punxo fin a la dinastía Romanov.
Nicolás II, junto a su esposa, su hijo, sus cuatro hijas, el médico de la familia imperial, un criado personal, la camarera de la emperatriz y el cocinero de la familia fueron ejecutados en el sótano de la casa por los bolcheviques en la madrugada del 16 al 17 de julio de 1918. Posteriormente, Nicolás II, su mujer y sus hijos fueron ...
Catalina II de Rusia (en ruso: Екатерина Алексеевна, Ekaterina Alekséyevna), llamada Catalina la Grande (en ruso: Екатерина Великая, Ekaterina Velíkaya; Szczecin , Pomerania, [1] actualmente Polonia, 2 de mayo de 1729-San Petersburgo, Imperio ruso, 17 de noviembre de 1796 según el calendario gregoriano) fue emperatriz reinante de Rusia durante 34 años ...
22 de mar. de 2023 · Nicolás II, el último zar de Rusia. El último emperador de la dinastía Romanov era un hombre que no había nacido para reinar. Su carácter tímido y su fe inquebrantable en su propio derecho divino al trono lo hicieron sordo al clamor de un país que necesitaba cambios profundos, precipitando el fin de la Rusia imperial. Abel G.M.
