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  1. Displaying Mastretta, Angeles - Arrancame la vida.pdf.

    • CAPÍTULO I
    • CAPÍTULO II
    • CAPÍTULO III
    • CAPÍTULO IV
    • CAPÍTULO V
    • CAPÍTULO VI
    • CAPÍTULO VII
    • CAPÍTULO VIII
    • CAPÍTULO IX
    • CAPÍTULO X
    • CAPÍTULO XII
    • CAPÍTULO XIII
    • CAPÍTULO XIV
    • —¿Tú lo invitaste? —pregunté.
    • CAPÍTULO XV
    • CAPÍTULO XVI
    • CAPÍTULO XVII
    • CAPÍTULO XVIII
    • —De lo que quieran —les dijo.
    • CAPÍTULO XIX
    • CAPÍTULO XX
    • CAPÍTULO XXI
    • CAPÍTULO XXII
    • CAPÍTULO XXIII
    • CAPÍTULO XXIV
    • CAPÍTULO XXV
    • CAPÍTULO XXVI

    Este libro es para Héctor por cómplice y para Mateo por boicoteador. También para mi mamá y para mis amigas incluyendo a Verónica. Por supuesto les pertenece a Catarina y a su papá que lo escribieron conmigo. Ese año pasaron muchas cosas en este país. Entre otras, Andrés y yo nos casamos. Lo conocí en un café de los portales. En qué otra parte iba ...

    Nunca fuimos una pareja como las otras. De recién casados íbamos juntos a todas partes. A veces las reuniones eran de puros hombres. Andrés llegaba conmigo y se metía entre ellos abrazándome. Casi siempre sus amigos venían a la casa de la 9 Norte. Era una casa grande para nosotros dos. Una casa en el centro, cerca del zócalo, la casa de mis papás y...

    Se me hizo larga la espera. Andrés pasó cuatro años entrando y saliendo sin ningún rigor, viéndome a veces como una carga, a veces como algo que se compra y se guarda en un cajón y a veces como el amor de su vida. Nunca sabía yo en qué iba a amanecer; si me querría con él montando a caballo, si me llevaría a los toros el domingo o si durante semana...

    Tenía yo diecisiete años cuando nació Veranea. La había cargado nueve meses como una pesadilla. Le había visto crecer a mi cuerpo una joroba por delante y no lograba ser una madre enternecida. La primera desgracia fue dejar los caballos y los vestidos entallados, la segunda soportar unas agruras que me llegaban hasta la nariz. Odiaba quejarme, pero...

    Toda esta dramática y enternecedora historia yo la creí completa durante varios años. Veneré la memoria de Eulalia, quise hacerme de una risa como la suya, y cien tardes le envidié con todas mis ganas al amante simplón y apegado que mi general fue con ella. Hasta que Andrés consiguió la candidatura al gobierno de Puebla y la oposición hizo llegar a...

    La primera vez que vi a Andrés furioso contra don Juan Soriano, el director del semanario Avante, fue cuando lo de la plaza de toros, la segunda cuando publicó que muchos antirrevolucionarios se habían deslizado en el gobierno de Puebla; que Manuel Garcia, el oficial mayor, había sido el que denunció a los Serdán, que Ernesto Hernández visitador de...

    En cambio me propuse conocer los negocios de Andrés en Atencingo. Empecé por saber que el Celestino del que oyó Checo era el marido de Lola y que su muerte fue la primera de una fila de muertos. Después me hice amiga de las hijas de Heiss. De Helen sobre todo. Tenía dos hijos y estaba divorciada de un gringo que le ponía unas maltratadas terribles ...

    Desde que vi a Fernando Arizmendi me dieron ganas de meterme a una cama con él. Lo estaba oyendo hablar y estaba pensando en cuánto me gustaría morderle una oreja, tocar su lengua con la mía y ver la parte de atrás de sus rodillas. Se me notaron las ansias, empecé a hablar más de lo acostumbrado y a una velocidad insuperable, acabé siendo el centro...

    Nunca entendía cómo llegó Fito a secretario de la Defensa, pero tampoco había entendido que llegara a subsecretario y que cuando Andrés lo llevó a firmar como testigo de nuestro casamiento ya fuera director de quién sabe qué. También Andrés se sorprendió cuando aparecieron en las paredes de las casas del Distrito Federal unos manifiestos que firmab...

    Bibi era un poco más chica que yo. La conocí casada con un doctor al que le daba vergüenza cobrar. Cuando uno le preguntaba por sus honorarios decía como los inditos, lo que sea su voluntad. Era buen médico, curaba a los niños de sus empachos y catarros y a las mamás de la preocupación. Una vez Verania se tragó un caramelo y se puso morada, lo fui ...

    Recorría la casa como sonámbula inventándome la necesidad de alguien. Tantas eran mis ganas de compañía que acabé necesitando a Andrés. Cuando se iba por varios días, como hizo siempre, yo empecé a reclamarle sin intentar siquiera los disimulos del principio. —¿A ti qué te pasa? —preguntaba. ¿Por qué frunces la boca? ¿No te da gusto verme? Me falta...

    Juan consiguió el helado de vainilla y me dejó en la puerta de Sanborns de Madero. Ahí me sentía yo protegida porque las paredes son de talavera. Manías de uno. Donde hubiera talavera me sentía a salvo, por eso a todas mis casas lo primero que meto es la vajilla de talavera. Una de las amarillas con azul para cincuenta personas. Dicen que ahora cue...

    Siempre creí que lo único necesario para vivir tranquila era tener a Andrés todos los días conmigo. Pero cuando la mañana siguiente en lugar de salir corriendo me anunció que pensaba quedarse y que iba a cambiar su oficina a nuestra biblioteca yo hubiera querido desaparecerlo. Era como tener un ropero antiguo a media casa, para donde uno volteara a...

    —No te dije para darte la sorpresa —dijo Andrés. —Me la das —contesté. Lucina tráele un servicio al señor —dije adoptando actitud de ama de casa y señalándole a Vives un lugar junto al general Suárez. Andrés estaba en la cabecera, yo a su izquierda y el general a su derecha. —Prefiero del otro lado si el general no se ofende —dijo mirando a Suárez....

    Claro que yo quería que me quisieran. Toda la vida me la he pasado queriendo que me quieran. La noche del concierto como ninguna. Bellas Artes estaba lleno cuando llegamos. Rodolfo y Chofi entraron adelante, dirían las notas del periódico que acompañados por nosotros. Subimos hasta el palco presidencial. Justo en medio del teatro. Toda la gente mir...

    Conocí a Toña Peregrino cuando Andrés era gobernador. Fueron a Puebla ella y Lara. Los invité a cantar en el cine Guerrero, en una de esas funciones de beneficio social que me gustaba muchísimo organizar. Iban por dos días, pero se quedaron cinco. Los instalé en los cuartos de visita de la casa, los llevé al rancho de Atlixco, les hice toda clase d...

    Yo nunca vi a Andrés matar. Muchas veces oí tras la puerta su voz hablando de muerte. Sabía que mataba sin trabajos, pero no con su mano y su pistola, para eso tenía gente dispuesta a ganarse un lugar empezando por el principio. Hasta que anduve con Vives, nunca se me ocurrió temerle. Las cosas con las que lo desafiaba eran juegos que podían termin...

    Ese dos de noviembre caía en miércoles y Andrés decidió que pasáramos el puente de muertos en la casa de Puebla. Dijo que invitaría unos amigos, que organizara yo todo. Me puse furiosa sólo de pensar en esos días atendiendo a los invitados de Andrés y lejos de Carlos. Si por lo menos invitan gente grata, pero invitaría al subsecretario de Ingresos ...

    —No te tardes, ma. —No, mi vida —contesté. Andrés entró a nuestra recámara y cerró la puerta. Se sentó en la orilla de la cama, pidió que me sentara junto a él. —¿A dónde fueron? —preguntó. —Ya sabes. Me mandas seguir y después me preguntas —le dije. —Mandé al pendejo de Benito y los perdió cuando salieron de la iglesia. ¿Qué recado les pasó la vie...

    Entré a la casa dando gritos, con los niños colgados de mi saco sin decir una palabra. Corrí los cinco tramos de escaleras que llevaban al salón de juegos y llegué arriba con sus manos todavía prendidas a mi cuerpo, contagiadas de mi pánico. —¿Qué te pasa? —preguntó Andrés abriendo la puerta. Mascaba un puro, tenía la copa de brandy en una mano y u...

    Me quedé en Puebla. Volver a México me asustaba. En la casa del cerro tenía paredes y recuerdos tan revisados que me protegían. Ya no quería desafíos ni sorpresas. Mejor hacerme vieja vigilando los noviazgos ajenos, sentada en el jardín o junto a la chimenea, metida en la casita que compré frente al panteón de Tonanzintla, a la que iba cuando tenía...

    Al año se casaron en el rancho de Atlixco. Fue todo México. Desde el padrino Presidente con los secretarios de Estado, hasta los jefes de zona militar, quince gobernadores, todos los poblanos ricos y Lucina y Juan que terminaron abrazados a media pista sin que nadie se metiera con ellos. No se me olvida la Lili bailando con su padre, apoyada en él ...

    Quería espantar los recuerdos, pero sin el ruido de la Lili era todavía más difícil. Iba de Puebla a Tonanzintía, de la tumba de Carlos al jardín de mi casa, incapaz de nada mejor que comerme las uñas, agradecer la compasión de mis amigas y pasar las tardes con Verania y Checo cuando volvían del colegio. Con los niños todo era dar y parecer content...

    Sin decidirlo me volví distinta. Le pedí a Andrés un Ferrari como el de Lllia. Me lo dio. Quise que me depositara dinero en una cuenta personal de cheques, suficiente dinero para mis cosas, las de los niños y las de la casa. Mandé abrir una puerta entre nuestra recámara y la de junto y me cambié pretextando que necesitaba espacio. A veces dormía co...

    El año no empezó bien para Alonso. La presencia de Andrés en Acapulco le pareció intolerable. Era lógico. A pesar de la perfecta figura y el atuendo de magazine que él tenía siempre, a pesar de su cara joven y su trato agradable, Andrés se notaba más que él. No hacia más que entrar a un cuarto o acercarse a la conversación de un grupo y todo empeza...

    El presidente municipal de Puebla entró corriendo al cuarto del helecho: —Señora, parece que el general se emocionó demasiado —dijo. Venga usted pronto, no está bien. Bajé hasta la que había sido nuestra recámara. Andrés estaba echado en la cama, aún más pálido que otros días y jalando aire con dificultad. —¿Qué te pasa? ¿No estuvo bien? ¿Por qué n...

    Llamé a sus hijos. Alguien le avisó a Rodolfo que llegó como a las once de la noche. Entró con su barriga, su lentitud y su cauda a querer dirigir: —Vamos a llevarlo a Zacatlán. —Como tú quieras —contesté. —El así ordenó. —Le creo señor Presidente, vamos a llevarlo a Zacatlán. —Te agradezco la colaboración. Ya sé del testamento. —No hay qué agradec...

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  3. 20 de may. de 2013 · Arráncame la vida. by. Mastretta, Ángeles, 1949-. Publication date. 1994. Topics. Spanish fiction, Spanish fiction, Romance Hispano-Americano. Publisher. Madrid : Alfaguara ; New York : Distributed in the U.S. by Vintage Books.

  4. 31 de dic. de 2014 · Arrancame la Vida Bookreader Item Preview ... Pdf_module_version 0.0.22 Ppi 360 Rcs_key 24143 Republisher_date 20230511122748 ...

  5. 23 de jun. de 1998 · Arráncame la vida / Tear My Life. Angeles Mastretta. PRH Grupo Editorial, Jun 23, 1998 - Fiction - 304 pages. Cuando conoce al general Andrés Ascensio, Catalina es una muchacha que lo ignora...

  6. hablar se le alborotaba y le caía sobre la frente con la misma insistencia con que él lo empujaba hacia atrás en un hábito de toda la vida. No era lo que se dice un hombre guapo. Tenía los ojos demasiado chicos y la nariz demasiado gran - de, pero yo nunca había visto unos ojos tan vivos y no co - nocía a nadie con su expresión de ...

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