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Cien sonetos de amor de Pablo Neurda. Soneto I; Soneto II; Soneto III; Soneto IV; Soneto V; Soneto VI; Soneto VII; Soneto VIII; Soneto IX; Soneto X; Soneto XI; Soneto XII; Soneto XIII; Soneto XIV; Soneto XV; Soneto XVI; Soneto XVII; Soneto XVIII; Soneto XIX; Soneto XX; Soneto XXI; Soneto XXII; Soneto XXIII; Soneto XXIV; Soneto XXV; Soneto XXVI ...
Cien sonetos de amor. +. - Escuchar este Poema. Cien sonetos de amor. Pensé morir, sentí de cerca el frío, y de cuanto viví sólo a ti te dejaba: tu boca eran mi día y mi noche terrestres. y tu piel la república fundada por mis besos. En ese instante se terminaron los libros, la amistad, los tesoros sin tregua acumulados,
Pablo Neruda. 100 Sonetos de amor. A Matilde Urrutia. Señora mía muy amada, gran padecimiento tuve al escribirte estos mal llamados sonetos y harto me dolieron y costaron, pero la alegría de ofrecértelos es mayor que una pradera. Al proponérmelo bien sabía que al costado de cada uno, por afición electiva y elegancia, los poetas de todo ...
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Cien sonetos de amor. No te amo como si fueras rosa de sal, topacio. o flecha de claveles que propagan el fuego: te amo como se aman ciertas cosas oscuras, secretamente, entre la sombra y el alma. Te amo como la planta que no florece y lleva. dentro de sí, escondida, la luz de aquellas flores, y gracias a tu amor vive oscuro en mi cuerpo.
Pablo Neruda Cien sonetos de amor XIV ME FALTA tiempo para celebrar tus cabellos. Uno por uno debo contarlos y alabarlos: otros amantes quieren vivir con ciertos ojos, yo sólo quiero ser tu peluquero. En Italia te bautizaron Medusa por la encrespada y alta luz de tu cabellera. Yo te llamo chascona mía y enmarañada:
Cien sonetos de amor – I. [Poema - Texto completo.] Pablo Neruda. Soneto I. Matilde, nombre de planta o piedra o vino, de lo que nace de la tierra y dura, palabra en cuyo crecimiento amanece, en cuyo estío estalla la luz de los limones. En ese nombre corren navíos de madera.
Cien sonetos de amor – C. [Poema - Texto completo.] con una pluma de agua mensajera. Qué mundo! Qué profundo perejil! Qué nave navegando en la dulzura! Y tú tal vez y yo tal vez topacio! Ya no habrá división en las campanas. la eternidad de un beso victorioso.