Cristina de Suecia ( Estocolmo, 8 de diciembre de 1626 - Roma, 19 de abril de 1689) fue reina de Suecia (1632-1654), duquesa de Bremen y princesa de Verden (1648-1654). Hija de Gustavo II Adolfo y de María Leonor de Brandeburgo. Protectora de las artes y mecenas, abdicó del trono de Suecia en 1654.
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Cristina de Suecia (Estocolmo, 1626 - Roma, 1689) Reina de Suecia. Era hija del rey Gustavo Adolfo II, a quien sucedió a la temprana edad de seis años bajo la tutela del canciller Axel Oxenstierna. En 1644, a los dieciocho años, fue declarada mayor de edad y reinó personalmente.
Cristina de Suecia Reina de Suecia Nació el 8 de diciembre de 1626 en Estocolmo. Perteneciente a la dinastía Wasa. Hija de Gustavo II Adolfo (1611-1632) y María Leonor de Brandeburgo (1599-1655), de la casa de Hohenzollerny.
- Información general
- Ambigüedad sexual
- Renacimiento cultural
- Escandalosa abdicación
- Nueva controversia
Tuvo una vida de película. Tanto así, que una de las primeras grandes luminarias de Hollywood, Greta Garbo, decidió inmortalizarla en lo que es considerado uno de sus mejores papeles: "La reina Cristina".
La gran Garbo, de nacionalidad sueca, parecía la persona ideal para encarnar a esta iconoclasta que fue soberana de Suecia entre 1632 y 1654.
Cristina tuvo una vida inusual, en muchos sentidos. No solo porque heredó el trono a los 6 años, cuando su padre murió en una batalla. También fue una mujer completamente fuera de lo convencional para la Europa del siglo XVII.
"Era inteligente, impulsiva, tenía un sentido de humor picante y le encantaba romper la reglas", contó la biógrafa Veronica Buckley al programa de radio The Forum, del Servicio Mundial de la BBC, que dedicó un capítulo a esta transgresora monarca.
Una de las formas en las que rompía las reglas era usando pantalones, una prenda que en esa época solo usaban los hombres.
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Su predilección por la indumentaria masculina es solo uno de los motivos por los cuales Cristina se convirtió, muchos siglos después, en un ícono de la comunidad LGTB.
La ambigüedad sexual la acompañó siempre: incluso cuando nació los médicos tardaron varias horas en determinar si era varón o niña.
"En esa época los reyes estaban desesperados por tener un varón, querían un príncipe", señaló Buckley. Por eso inicialmente anunciaron que era varón. Fue al día siguiente de su alumbramiento cuando la tía de Cristina se atrevió a contarle a su hermano, el rey Gustavo II Adolfo, que era niña.
Si bien su padre la aceptó, su madre siempre quedó decepcionada, cuentan los historiadores.
En todo caso, más allá de su género, Cristina fue criada más como un príncipe que como una princesa: aprendió no solo los textos clásicos e idiomas extranjeros sino también a andar a caballo y a practicar esgrima.
Ya en su juventud empezaron a correr los rumores sobre su vida amorosa.
Buckley cuenta que "era alguien extremadamente inteligente y muchas personas quedaban impresionadas con ella cuando la conocían".
No solo era astuta sino también muy culta. Leía muchísimo y tenía un enorme apetito intelectual, que incluía la filosofía y la astronomía.
También era una gran amante del arte y fue una importante mecenas. Este fue el legado más importante que le dejó a su país.
"A comienzos del siglo XVII Suecia era un páramo cultural pero el reinado de Cristina trajo una renovación en el mundo de las artes y las ciencias", señala Sjovoll.
Para cuando Cristina fue coronada -en 1650, cuando se puso fin a la Guerra de los Treinta Años- "Estocolmo ya atraía a algunas de las mentes y talentos más importantes de Europa", cuenta la experta.
Algunos llegaban atraídos por la biblioteca personal de Cristina, que se había convertido en una de las más admiradas del continente.
Pocos años después de su coronación Cristina ya estaba completamente desencantada con su rol como soberana y empezó a planear su escape.
Una vez más, fue completamente en contra de lo que se esperaba de ella y trasgredió las normas sociales.
Se convirtió del luteranismo protestante, la religión oficial de Suecia en ese momento, al catolicismo. Fue una decisión muy controvertida, considerando que acababa de terminar una guerra que desangró a Europa y justamente comenzó como una batalla entre católicos y protestantes.
Incluso el padre de Cristina, el rey Gustavo II Adolfo, había perdido la vida luchando por el protestantismo.
Pero su biógrafa explica que la decisión de convertirse fue más una cuestión estratégica que otra cosa: la rebelde reina/rey -que tenía apenas 23 años cuando fue coronada- quería mudarse a Roma, la cuna de la Iglesia católica, pero también del arte.
En 1654 abdicó, nombrando a su primo Carlos Gustavo como su heredero al trono.
Su estadía en Roma comenzó con pura pompa. Incluso se le concedió el uso de un gran palacio, el Palazzo Farnese, y las grandes familias romanas la agasajaron durante meses.
Sin embargo, su primo, el nuevo rey de Suecia, le cortó los fondos y Cristina se fue quedando sin dinero. Sin fortuna, tuvo que limitar su patrocinio de las artes.
A pesar de ello, pudo abrir el primer teatro de ópera público de Roma, llamado el Teatro Tordinona, que por primera vez le dio al público general acceso a obras que hasta ese momento solo podían verse en las casas de los ricos.
Y también participó en la fundación de una academia literaria que sobrevive hasta el día de hoy: La Academia de la Arcadia.
Pero lo que la terminó convirtiendo en persona non grata en algunos círculos sociales fue una relación íntima que tuvo. Esta vez la controversia no se debió a que era una mujer, sino a que era un cardenal: Decio Azzolino.
La relación duró décadas. Cuando murió en 1689, a los 62 años, Cristina le dejó todas sus pertenencias a Azzolino.
Resumen Biografía de Cristina de Suecia Fue expresamente educada y preparada para reinar y llegó a poseer una refinada cultura, pero en su vida se sucedieron altibajos, contradicciones y excentricidades que le valieron la antipatía de muchos sectores influyentes europeos y, a veces, de su propio pueblo que tanto la amó en un principio.