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  1. Christian Johann Heinrich Heine (Düsseldorf, 13 de diciembre de 1797-París, 17 de febrero de 1856) fue uno de los más destacados poetas y ensayistas alemanes del siglo XIX. Heine es considerado el último poeta del Romanticismo y al mismo tiempo su enterrador. [1]

  2. 14 de sept. de 2023 · Otra de las reflexiones filosóficas de la muerte es la de Heidegger. Él considera que el ser humano es el único ser vivo consciente de que en algún momento morirá. Es por ello que considera a la muerte como un fenómeno o acontecimiento de la vida.

  3. La muerte no separa. José Luís Nunes Martins. Ilustração de Carlos Ribeiro. Nadie puede vivir mi vida por mí. Nadie puede dar mis pasos, ver lo que veo, sentir las mismas emociones o pensar ideas iguales a las mías… ser, es ser diferente.

  4. 30 de abr. de 2021 · “La muerte es una vida vivida. La vida es una muerte que viene” Jorge L. Borges. Vivamos de tal manera que cuando la muerte venga por nosotros nos encuentre viviendo, y por que no sonriendo. Qué mejor invitación a disfrutar de los placeres de la vida, si sabemos que algún día los vamos a perder.

  5. 20 de jul. de 2023 · Aristóteles argumenta que la muerte es el fin definitivo de la existencia individual, ya que es la separación del cuerpo y el alma. Según su filosofía, el alma es la forma y el principio vital del cuerpo, y es lo que le da vida y le permite funcionar.

  6. El romanticismo alemán recogió este escalofriante mito, y Heinrich Heine, descomunal vislumbrador de horrores ocultos, apunta a una clase muy peculiar de Doppelgänger; una especie de Doble en el dolor, de espíritu especular e insistente que no nos permite desembarazarnos del pasado; que repite incesantemente una vieja pena de amor, como si ...

  7. ¡Hasta que al fin la muerte nos sorprenda. Debemos ser desventurados ambos! Veo la mofa, que voltea alegre En torno de tus labios; Veo el brillo insolente de tus ojos; Veo el orgullo hinchando Tu seno, y «miserable, miserable Eres cual yo» me digo sin embargo. Tus labios mueve sufrimiento oculto: Duerme una amarga lágrima en tus párpados