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  1. Uno puede imaginarse a los dos fácilmente mientras camina por el parque. Tal vez el poeta leyó las cartas a la niña bajo un sauce a orillas del estanque cubierto de nenúfares. El acceso al parque se realiza a través de un eje central que conduce al pozo y a la rosaleda rodeada de ojaranzos.

  2. 9 de abr. de 2024 · Between 1906 and 1914, Royal Garden Director Fritz Zahn and Horticultural Inspector Rudolf Korte transformed what was once marshy lowlands into a 17-hectare landscape park after the district Steglitz purchased the land from two families for half a million gold marks.

  3. Historia Cuando el caballero Enrique de Steglitz fue mencionado por primera vez tras una hazaña en 1197, en 1375 la villa de Steglitz fue nombrada por primera vez en el landbuch del Emperador Carlos IV , que al mismo tiempo era también gobernador del Electorado de Brandeburgo .

    • Alemania
    • Locality of Berlin y Landgemeinde (de)
  4. La historia de Kafka y la muñeca perdida. Publicado por Tes Nehuén - 11 de enero de 2012. Cierta vez, en el año 1923, mientras Kafka paseaba junto a su mujer Dora Diamant por el parque de Steglitz en Berlín, se encontró con una niña que lloraba desconsoladamente porque había perdido su muñeca.

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  5. La historia en 7 pinceladas. A Kafka le gustaba perderse por el parque Steglitz de Berlín, al que acudía a diario. Corría el año 1923. En uno de sus paseos, encuentra llorando a una niña desconsolada por la pérdida de su muñeca. El escritor se inventa una historia para calmarla: la muñeca no se ha perdido, se ha ido de viaje, a explorar el mundo.

  6. El escritor Franz Kafka el año 1906. El parque, la niña y la muñeca. Un día, en uno de estos vuelcos improvisados, Kafka se adentró en el parque de Steglitz, y mientras lo cruzaba, se tropezó con una niña pequeña que lloraba sin cesar. Cuando le preguntó qué le pasaba, ella, sollozando, le explicó que había perdido su muñeca preferida.

  7. El parque Steglitz rezumaba vida en los albores del verano. Un regalo. Y Franz Kafka la absorbía, como una esponja, viajando con sus ojos, arrebatando energías con el alma, persiguiendo sonrisas entre los árboles. Él también era uno más entre tantos, solitario, con sus pasos perdidos bajo el manto de la mañana.