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  1. Viaje al centro de la Tierra (Voyage au centre de la Terre) es una novela de Julio Verne, publicada el 25 de noviembre de 1864, que narra la expedición de un profesor de mineralogía, Otto Lidenbrock, su sobrino Axel y un guía llamado Hans al interior de la Tierra.

    • Voyage au centre de la Terre
    • Édouard Riou
    • -¿Qué, mi querida Graüben?
    • VIII
    • XIII
    • XVII
    • XVIII
    • -¿Lo crees así?
    • -¡Cómo! ¿No quiere usted...?
    • -¿De suerte que es preciso resignarse a perecer?
    • XXII
    • XXIII
    • XXIV
    • XXVI
    • XXVII
    • XXVIII
    • -Ha desaparecido.
    • XXIX
    • -¿La travesía?
    • XXXI
    • XXXII
    • -¿Cuál?
    • -Qué tienes?-me pregunta mi tío.
    • XXXIII
    • XXXIV
    • XXXV
    • XXXVI
    • XXXVII
    • XXXIX
    • -Y ese hombre, ¿quién ha sido?
    • XLII
    • XLIII
    • -No, hijo mío; me parece que te engañas.
    • XLIV
    • -¡Que su aguja señala hacia el Sur, en vez de señalar hacia el Norte! -¿Qué dices?
    • FIN 2006 - Reservados todos los derechos
    • Biblioteca Virtual Universal www.biblioteca.org.ar

    -¡Qué viaje tan hermoso es el que vas a emprender! Tan inesperadas palabras hiciéronme dar un salto. -Sí, Axel; y muy digno del sohrino de un sabio. ¡Siempre es bueno para un hombre el haberse distinguido por alguna gran empresa! -¡Cómo, Graüben! ¿No tratas de disuadirme con objeto de que renuncie a semejante expedición? -No, mi querido Axel; por e...

    De Altona, verdadero arrabal de Hamhurgo, arranca el ferrocarril de Kiel que debía conducirnos a la costa de los Belt. En menos de veinte minutos penetramos en el territorio de Holstein. Una vez todo listo y cerrada la maleta, bajamos al piso interior. Durante todo el día no habían cesado de llegar los abastecedores de instrumentos de física y de a...

    Ya era hora de que fuese de noche: pero en el paralelo 65°, la claridad diurna de las regiones polares no debía causarme asombro: en Islandia no se pone el sol durante los meses de junio y julio. La temperatura, no obstante, había descendido; sentía frío, y, sobre todo, hambre. ¡Bien haya el böer que abrió para recibirnos sus hospitalarias puertas!...

    Comenzaba el verdadero viaje. Hasta entonces, las fatigas habían sido mayores que las dificultades; ahora éstas iban verdaderamente a nacer a cada paso. Aún no había osado hundir mi investigadora mirada en aquel pozo insondable en que me iba a sepultar. Había llegado el momento. Todavía estaba a tiempo de decidirme a tomar parte en la empresa o ren...

    A las ocho de la mañana despertónos un rayo de luz. Las mil facetas de lava de las paredes la recogían a su paso y la esparcían como una lluvia de chispas. Esta luz era lo suficientemente intensa para permitirnos ver los objetos que nos rodeaban. -Y bien, Axel -me dijo mi tío, frotándose las manos-, ¿qué dices a todo esto? ¿Has pasado jamás una noc...

    -Véalo usted mismo; ¡examínelo¡ ¡obsérvelo! Obligué al profesor a pasear su lámpara por delante de las paredes de la galería. Esperaba que se escapase de sus labios alguna exclamación; pero. lejos de esto, no dijo una palabra y prosiguió su camino. ¿Me había comprendido o no? ¿Era que, por vanidad de sabio y de tío, no quería convenir conmigo en qu...

    -¿Renunciar a esta expedición en el momento en que todo parece anunciarme que puedo llevarla a cabo felizmente? ¡Jamás!

    -¡No, Axel, no! Parte tú. No deseo tu muerte. Que te acompañe Hans. ¡Déjame solo! -¡Abandonarle a usted! -¡Déjame repito! Iniciado este viaje, estoy dispuesto a perecer en él o darle cima. ¡Vete, Axel. vete! Mi tío se expresaba con extraordinario calor. Su voz, enternecida un instante, adquirió nuevamente su dureza habitual. ¡Luchaba contra lo impo...

    Emprendimos en seguida el descenso por la nueva galería. Hans marchaba delante, como era su costumbre. No habíamos avanzado aún cien pasos, cuando exclamó el profesor, paseando su lámpara a lo largo de las paredes: -¡Aquí tenemos los terrenos primitivos! ¡Vamos por buen camino! ¡Adelante! ¡Adelante! Cuando la tierra se fue enfriando poco a poco, de...

    Durante una hora entera cruzaron por mi delirante cerebro todas las razones que habrían podido impulsar el flemático cazador. Bullían en mi mente las ideas más absurdas. ¡Creí volverme loco. Por fin, escuché ruido de pasos en las profundidades del abismo. Hans regresaba sin duda. Su luz incierta comenzó a reflejarse sobre las paredes, y brilló lueg...

    Al día siguientc no nos acordábamos ya de nuestros dolores pasados. Maravillábame el hecho de no sentir sed, y no se me alcanzaba la causa de este fenómeno. El arroyo que corría a mis pies murmurando, encargóse de explicármelo. Almorzamos. y bebimos de aquella excelente agua ferrugínosa. Sentíme regocijado y decidido a ir muy lejos. ¿Por qué un hom...

    Preciso es confesar que hasta entonces todo había marchado bien, no existiendo el menor motivo de queja. Si las dificultades no aumentaban, era seguro que alcanzaríamos nuestro objeto. ¡Qué gloria para todos en el caso afortunado! ¡Ya me iba habituando a raciocinar por el sistema Lidenbrock! ¿Sería debido al extraño medio en que vivía? ¡Quién sabe!...

    Imposible pintar mi desesperación. No hay palabras en ningún idioma del mundo para expresar mis sentimientos. Me hallaha enterrado vivo, con la perspectiva de rnorir de hambre y de sed. Maquinalmente, paseé por el suelo mis manos calenturientas. ¡Qué seca parecióme aquella roca! Pero, ¿cómo había abandonado el curso del riachuelo? Porque la verdad ...

    Cuando volví a la vida, mi rostro estaba mojado, pero mojado de lágrimas. No sabría decir cuánto duró este estado de insensibilidad, puesto que ya no tenía medio de darme cuenta del tiempo. Jamás soledad alguna fue semejante a la mía: nunca hubo abandono tan completo. Desde el rnomento de mi caída había perdido gran cantidad de sangre. Sentíame inu...

    -¡Pobre Axel! ¡Arma te de valor! -Espérese usted un poco: estoy completamente agotado y no me quedan fuerzas para articular las palabras: mas no deje usted de hablarme. -Valor -prosiguió mi tío-: no hables, escúchame. Te hemos buscado subiendo y bajando la galería, sin que hayamos podido dar contigo. ¡Ah, cuánto he llorado, hijo mío! Por fin, supon...

    Cuando volví en mí, me encontré en una semiobscuridad, tendido sobre unas mantas. Mi tío velaba, espiando sobre mi rostro un resto de existencia. A mi primer suspiro, estrechóme la mano: a mi primera mirada, lanzó un grito de júbilo. -¡Vive! ¡Vive! -exclamó. -Sí -respondí con voz débil. -¡Hijo mío! -dijo abrazándome-, ¡te has salvado! Conmovióme vi...

    -Sí, sí: descansa aún todo el día de hoy, y nos embarcaremos mañana. -¡Embarcarnos! Esta última palabra me hizo dar un gran salto. ¡Cómo! ¡Embarcamos! ¿Teníamos por ventura algún río, algún lago o algún mar a nuestra disposición? ¿Había fondeado un buque en algún puerto interior? Mi curiosidad excitóse de una manera asombrosa. En vano trató mi tío ...

    Al día siguicnte, despertéme completamente curado. Pensé que un baño seríame altamente beneficioso, y me fui a sumergir, durante algunos minutos, en las aguas de aquel mar que es, sin género de duda, el que tiene más derecho que todos al nombre de Mediterráneo. Volví a la gruta con un excelente apetito. Hans estaba cocinando nuestro frugal almuerzo...

    El 13 de agosto nos levantamos muy de mañana. Tratábase de inaugurar un nuevo género de locomoción rápida y poco fatigosa. Un mástil hechö con dos palos jimelgados, una verga formada por una tercera percha y una vela improvisada con nuestras mantas, componían el aparejo de nuestra balsa. Las cuerdas no escaseaban, y el conjunto ofrecía bastante sol...

    -Que son ciegos. -¡Ciegos! -No solamente ciegos, sino que carecen en absoluto de órgano de la visión. Miro y veo que es verdad; pero esto puede ser un caso aislado. Ceba el guía nuevamente el anzuelo y lo echa al agua. En este océano debe abundarla pesca de un modo extraordinario, porque, en dos horas, cogemos una gran cantidad de pterichthys, y de...

    Mis ojos desencájados se fijan sobre él, sin verlo. -¡Ten cuidado, Axel, que te vas a caer al mar! Al mismo tiempo, me siento vigorosamente cogido por la mano de Hans. A no ser por este auxilio, me habría precipitado en el mar bajo el imperio de mi sueño. -Pero, ¿es que se ha vuelto loco? -pregunta el profesor. -¿Qué ocurre? -exclamó volviendo a mí...

    Sábado 15 de agosto. El mar conserva su monótona uniformidad. No se ve tierra alguna. El horizonte parece extraordinariamente apartado. Tengo todavía la cabeza aturdida por la violencia de mi sueño. Mi tío no ha soñado, pero está de mat humor; escudriña todos los puntos del espacio con su anteojo, y se cruza luego de brazos con aire despechado. Obs...

    Miércoles 19 de Agosto. El viento, por fortuna, que sopla con bastante fuerza, nos ha permitido huir rápidamente del teatro del combate. Hans sigue siempre empuñando la caña del timón. Mi tío, a quien los incidentes del combate han hecho olvidar de momento sus absorbentes ideas, vuelve a examinar el mar con la misma impaciencia que antes. El viáje ...

    Viernes 21 de agosto. Al día siguiente, perdimos de vista el magnifico géiser. El viento ha refrescado, alejándonos rápidamente del Islote de Axel, cuyos mugidos se han ido extinguiendo poco a poco. El tiempo amenaza cambiar. La atmósfera se carga de vapores. que arrastran consigo la electricidad engendrada por la evaporación de las aguas salinas; ...

    Aquí termina lo que le he llamado mi Diario de Navegación, tan felizmente salvado del naufragio, y vuelvo o recordar mi relato como antes. Lo que ocurrió al chocar la balsa contra los escollos la costa, no sería capaz de explicarlo. Me sentí precipitado en el agua, y, si me libré de la muerte, si mi cuerpo no se destrozó contra los agudos peñascos,...

    Imposible me sería describir la serie de sentimientos que agitaron al profesor Lidenbrock: la estupefacción, primero, la incredulidad, después, y, por último, la cólera. Jamás había visto un hombre tan chasqueado al principio, tan irritado después. Las fatigas de la travesía, los peligros corridos en ella, todo resultaba inútil; era preciso empezar...

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  2. Viaje al centro de la Tierra es una de las novelas más célebres del escritor Julio Verne. Fue publicada en noviembre de 1864 y trata de una expedición que realiza un profesor de mineralogía, Otto Lidenbrock, junto a su sobrino y un guía llamado Hans al centro de la Tierra.

  3. Publicada en 1864, Viaje al centro de la Tierra fue la segunda de las grandes novelas de aventuras que darían fama universal al escritor francés Julio Verne. La acción comienza en la apacible mansión de un viejo barrio de Hamburgo donde reside el profesor Lidenbrock, geólogo y mineralogista.

  4. «Viaje al Centro de la Tierra» de Julio Verne es una obra que trasciende el mero entretenimiento para ubicarse como un hito en la literatura de ciencia ficción y aventuras. La novela no solo es un escaparate de la imaginación desbordante de Verne, sino también un reflejo de los avances científicos y el espíritu exploratorio del siglo XIX.

  5. Viaje al centro de la Tierra es una novela escrita por Jules Verne en 1864. La historia sigue a un profesor de geología llamado Otto Lidenbrock, su sobrino Axel y su guía Hans mientras viajan hacia el centro de la Tierra a través de un volcán en Islandia.

  6. Resumen y sinopsis de Viaje al centro de la Tierra de Julio Verne. El profesor Lidenbrock, que une a su condición de verdadero sabio una terquedad sin límites, descifra un viejo pergamino devolviendo pacientemente su sentido a los incomprensibles signos que en él se contienen. ¡Extraordinarios peligros de la lectura!

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