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  1. Suave es la noche”, de F. Scott Fitzgerald, es una novela de género realista y modernista escrita en el estilo literario del autor. Está narrada en tercera persona y se centra en la vida amorosa de su protagonista, Dick Diver.

  2. La vida de estos enamorados que llegan a la Riviera francesa parecía perfecta, pero no lo era. Nicole esconde un secreto, mientras que Dick tiene una debilidad y ni la fortaleza física, la capacidad intelectual ni el amor podrán evitar los obstáculos que les tenía preparado el destino.

    • II
    • —Gracias.
    • III
    • IV
    • —Acababa de firmarlo. Lo siento.
    • VI
    • VII
    • VIII
    • IX
    • —Abe North anda por aquí.
    • XI
    • XII
    • — ¿De verdad me quieres?
    • XIII
    • XIV
    • XV
    • XVI
    • XVII
    • XVIII
    • XIX
    • XX
    • XXI
    • Hubo una pausa, luego un suspiro y una respuesta:
    • XXII
    • XXIII
    • Debe ser una novela muy interesante.
    • XXIV
    • — ¿No me podrías ofrecer una copa antes?
    • XXV

    —Pensamos que a lo mejor formaba usted parte de la intriga —dijo la señora McKisco. Era joven y bonita, de mirada maliciosa y una intensidad que causaba rechazo. —No sabemos quién forma parte de la intriga y quién no. Un hombre con el que mi marido había sido especialmente amable resultó ser uno de los personajes principales, prácticamente el segun...

    Rosemary se miró las piernas y vio que las tenía enrojecidas. — ¡Dios mío! Se rio muy divertida, animándole a que siguiera hablando, pero Dick Diver se alejaba ya llevando un toldo y una sombrilla a un coche que estaba esperándole, de modo que se metió en el agua para limpiarse el sudor. Él regresó, recogió un rastrillo, una pala y un tamiz y los c...

    Eran casi las dos cuando entraron en el comedor. Las ramas de los pinos que se balanceaban afuera creaban sobre las mesas desiertas un tupido diseño de luces y sombras oscilantes. Dos camareros que estaban apilando platos y hablaban en italiano en voz muy alta se quedaron callados al verlas entrar y fueron a servirles una versión fatigada del plato...

    La cuestión se resolvió sola. Los McKisco no habían bajado aún, y apenas había extendido Rosemary la bata sobre la arena cuando dos hombres, el de la gorra de jockey y el rubio alto dado a partir camareros en dos, dejaron el grupo y se acercaron a ella. —Buenos días —dijo Dick Diver. Hizo una breve pausa. —Una cosa: estuviera quemada o no, ¿por qué...

    — ¡Dios, qué película! Para no asentir estúpidamente con una sonrisa, Rosemary frunció el ceño. —A nadie le gusta que le recuerden siempre por una sola película —dijo. —Claro. Tiene razón. ¿Cuáles son sus planes? —Mi madre pensó que necesitaba un descanso. Cuando regrese, probablemente firmaremos un contrato con la First National, o si no, seguirem...

    Nicole Diver se sentía a gusto después del vino rosado que había tomado en la comida: estiró los brazos hasta que la camelia artificial que llevaba en el hombro le rozó la mejilla y luego salió a su encantador jardín sin césped. El jardín lindaba en uno de sus lados con la casa, de la que partía y a la que iba a dar, en otros dos con el pueblo viej...

    Aprovechando una pausa, Rosemary miró hacia el lugar en que estaba sentada Nicole, entre Tommy Barban y Abe North, con su pelo de perro chow que parecía espuma a la luz de las velas. Se puso a escuchar lo que decía, atraída irresistiblemente por aquella voz modulada y recortada que tan poco se prodigaba. — ¡Pobrecito! —exclamó Nicole—. ¿Por qué que...

    Violet respiró hondo y, haciendo un esfuerzo, logró cambiar de expresión. Por fin apareció Dick y, con su instinto infalible, separó a Barban de los McKisco y se puso a hablar de literatura con McKisco, fingiendo una ignorancia y una curiosidad desmedidas en la materia, con lo que brindó a aquél el momento de superioridad que necesitaba. Los demás ...

    Era una noche oscura y límpida, colgada como en un cesto de una única estrella poco brillante. La resistencia del aire denso amortiguaba el sonido de la bocina del coche que iba delante. El chófer de Brady conducía despacio. Las luces traseras del otro coche aparecían de vez en cuando después de doblar alguna curva, hasta volver a desaparecer por c...

    — ¡Pero si está viviendo en casa de los Diver! —Sí, pero ha venido aquí. ¿No se ha enterado de lo que ha ocurrido? De repente se abrió un postigo en una de las habitaciones dos pisos más arriba y una voz con acento británico les espetó claramente: — ¿Quieren hacer el favor de callarse? Rosemary y Luis Campion bajaron humildemente las escaleras y se...

    Rosemary encontró a Campion abajo, en el vestíbulo desierto. —La vi subir —dijo excitado—. ¿Cómo se encuentra él? ¿Cuándo va a ser el duelo? —No lo sé. Le molestaba que hablara de aquello como si se tratara de un circo en el que McKisco fuera el payaso trágico. — ¿Quiere venir conmigo? —le preguntó Campion, como si hubiera adquirido localidades par...

    Eran seis en total los que estaban esperando a Nicole en Voisins: Rosemary, los North, Dick Diver y dos jóvenes músicos franceses. Observaban a los demás clientes del restaurante para ver si podían estar relajados. Dick había dicho que ningún americano podía estar relajado, salvo él, y trataban de encontrar un ejemplo para mostrárselo. Las cosas se...

    ¡No sabes cuánto! Era Nicole. Rosemary se quedó en la puerta de la cabina sin atreverse a salir. Enseguida oyó la voz de Dick que decía: —Te deseo terriblemente. Vámonos al hotel ahora mismo. Nicole dejó escapar un pequeño suspiro entrecortado. Por un momento Rosemary no pudo entender nada de lo que hablaban, pero el tono era suficiente. Hasta el...

    Dick dobló la esquina del través y siguió por el camino de tablas a lo largo de la trinchera. Llegó hasta donde había un periscopio y miró a través de él un momento; luego se subió al bordillo y se puso a mirar por encima del parapeto. Frente a él, bajo un cielo deslustrado, estaba Beaumont-Hamel; a su izquierda, la colina trágica de Thiepval. Dick...

    Cuando llegaron a París, Nicole estaba demasiado cansada para ir a ver la grandiosa iluminación de la Exposición de Artes Decorativas como habían planeado. La dejaron en el Hotel Roi George y, en cuanto la vio desaparecer entre los planos de intersección que formaban las luces del vestíbulo reflejándose sobre los cristales de las puertas, la opresi...

    Las comidas con los pacientes eran una obligación cotidiana que Dick trataba de cumplir con resignación. El conjunto de comensales, entre los que, naturalmente, no se encontraban los residentes de la Eglantina o de las Hayas, parecía perfectamente normal a simple vista, pero siempre se cernía sobre ellos una pesada atmósfera de melancolía. Todos lo...

    Cuando se despertó, tenía la mente clara y se sentía avergonzada. Ver en el espejo lo hermosa que era, en lugar de infundirle confianza sólo sirvió para reavivar el dolor del día anterior, y tampoco contribuyó a levantarle los ánimos una carta que le había remitido su madre y era del muchacho que la había llevado a la fiesta de Yale el otoño anteri...

    Era una casa construida conservando la estructura y la fachada del palacio del Cardenal de Retz en Rue Monsieur, pero una vez dentro no se veía nada del pasado, ni de ningún presente que Rosemary conociera. Las paredes, la obra de albañilería, parecían englobar más bien el futuro, de modo que cruzar aquel umbral, si es que así podía llamarse, para ...

    Aunque a los Diver todo lo que oficialmente se consideraba moda les era en verdad indiferente, eran demasiado perspicaces para renunciar totalmente al ritmo que marcaba la época. Cuando Dick organizaba algo la diversión era casi sin respiro, y tanto más se apreciaba respirar de vez en cuando el aire fresco de la noche haciendo una pausa en la diver...

    Abe debía salir de la estación de Saint-Lazare a las once. Estaba solo bajo la cúpula de cristal deslustrado que era un vestigio de los años setenta, la época del Palacio de Cristal. Sus manos habían adquirido ese color grisáceo que sólo pueden producir veinticuatro horas de vigilia y las llevaba metidas en los bolsillos del abrigo para que no se v...

    En la plaza, cuando salieron, una masa flotante de gases de escape se cocía lentamente al sol de julio. Era realmente terrible. Al contrario que el calor puro, no evocaba la posibilidad de una huida al campo, sino que sólo sugería carreteras asfixiadas con la misma asma nociva. Mientras comían al aire libre enfrente de los jardines de Luxemburgo, R...

    Hacía tres cuartos de hora que Dick estaba allí cuando se vio de pronto entrando en contacto con una persona. Siempre solían pasarle cosas parecidas cuando menos ganas tenía de ver a nadie. Tanto se replegaba en sí mismo a veces, cuando se sentía vulnerable y quería pasar desapercibido, que su propia actitud frustraba a menudo sus propósitos, como ...

    — ¡Ojalá estuvieras aquí conmigo! Esa habitación de hotel en donde ella estaba echada, al otro lado de un número de teléfono, rodeada del débil gemido de una música... Y dos para el té Y yo para ti Y tú para mí. Sooolo. Las huellas de polvos sobre su piel bronceada... Cuando le besó la cara, la tenía húmeda en el nacimiento del pelo. Y la imagen in...

    Nicole se despertó tarde, murmurando algo que formaba parte aún de lo que había estado soñando antes de desenredarse las largas pestañas enmarañadas por el sueño. La cama de Dick estaba vacía. Pasó un minuto antes de que se diera cuenta de que la habían despertado unos golpes en la puerta del salón. «Entrez», gritó, pero no hubo respuesta, y pasado...

    Abe North seguía en el bar del Ritz. Llevaba allí desde las nueve de la mañana. Cuando llegó, en busca de asilo, las ventanas estaban abiertas y unos grandes haces de luz levantaban afanosamente el polvo de las alfombras y cojines impregnados de humo. Los botones, liberados e incorpóreos, recorrían a toda velocidad los corredores, pues por el momen...

    — ¡Tremenda! Paul se levantó, riéndose entre dientes, y luego se detuvo, apoyándose en el respaldo de una silla. —Si se quiere marchar realmente, señor North, unos amigos suyos se van mañana en el France. El señor... ¿cómo se llama?, y Slim Pearson. El señor... ya me acordaré cómo se llama, uno alto, que se acaba de dejar barba. —Yardly —apuntó Abe...

    En cuanto salió Abe con su paso vacilante, Dick y Rosemary se abrazaron precipitadamente. Les cubría a ambos una especie de polvillo de París a través del cual percibían sus respectivos olores: la capucha de caucho de la estilográfica de Dick, el olor casi imperceptible del calor que emanaba del cuello y los hombros de Rosemary. Durante medio minut...

    En cuanto salió Abe con su paso vacilante, Dick y Rosemary se abrazaron precipitadamente. Les cubría a ambos una especie de polvillo de París a través del cual percibían sus respectivos olores: la capucha de caucho de la estilográfica de Dick, el olor casi imperceptible del calor que emanaba del cuello y los hombros de Rosemary. Durante medio minut...

    En cuanto salió Abe con su paso vacilante, Dick y Rosemary se abrazaron precipitadamente. Les cubría a ambos una especie de polvillo de París a través del cual percibían sus respectivos olores: la capucha de caucho de la estilográfica de Dick, el olor casi imperceptible del calor que emanaba del cuello y los hombros de Rosemary. Durante medio minut...

  3. Suave es la noche permite muchas lecturas. Entre ellas hay una mirada sobre el que cuida, el que permanece junto al herido emocional y sufre con él, el que debe intentar reconstruir el mundo cuando el otro ha perdido la esperanza (y los papeles).

  4. Suave es la noche es una novela escrita por F. Scott Fitzgerald y publicada en 1934. La historia se centra en la vida del psiquiatra Dick Diver y su esposa Nicole, quien sufre de trastornos mentales. Ambientada en la Riviera francesa durante los años 20, la novela explora temas como el amor, la ambición y la decadencia.

  5. 16 de mar. de 2024 · Suave es la noche es un gran fresco de los años 20, un testimonio del fin del sueño americano y de un mundo que se precipita a una nueva contienda. Decía Fitzgerald que El gran Gatsby fue un tour...

  6. Suave es la noche (en inglés, Tender Is the Night) es una novela del escritor estadounidense F. Scott Fitzgerald. Fue publicada por primera vez en la Scribner’s Magazine entre enero y abril de 1934, en cuatro entregas.