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24 de nov. de 2023 · Última edición el 24 de noviembre de 2023 . La Revolución de 1830 fue la segunda oleada revolucionaria durante la primera mitad del siglo XIX en Europa. Junto con la de 1820 y la de 1848, forma las denominadas Revoluciones burguesas de carácter liberal.
19 de may. de 2020 · Las revoluciones liberales fueron una serie de movimientos revolucionarios que tuvieron lugar en la primera mitad del siglo XIX. Se produjeron en tres oleadas diferentes: en 1820, 1830 y 1848. Tenían como motivo principal recuperar los ideales de la Revolución francesa.
Se considera como una de las llamadas Revoluciones burguesas o Revoluciones liberales, de la que supone un ciclo revolucionario, continuación de la Revolución de 1820 (originada en España), y que será a su vez seguida por la citada Revolución de 1848 (también iniciada en Francia).
- 26-29 de julio de 1830
- Revolución de Julio, Tres Gloriosas
- Francia, Bélgica
29 de feb. de 2024 · Este contexto preparó el escenario para una nueva ola de sentimiento revolucionario, desencadenando levantamientos populares en todo el continente. Estas fueron las principales revoluciones de la década: Revolución de Julio en Francia; Revolución Belga; Levantamientos fallidos en la década de 1830; Revolución de Julio en Francia
La Revolución de 1830 fue un evento histórico clave en la lucha por la independencia y la democracia en Europa y América Latina. Al ser una rebelión popular contra monarquías absolutistas, sentó las bases para la creación de un sistema político más democrático en Europa y contribuyó al fortalecimiento de los derechos y libertades ...
29 de feb. de 2024 · Las revoluciones de las décadas de 1820, 1830 y 1848 desafiaron el núcleo del orden internacional establecido en el Congreso de Viena. En varios países, los revolucionarios llegaron al poder y promovieron cambios considerables, notablemente reformas políticas y la expansión de los derechos civiles.
La Revolución de 1830, surgió en Francia, principalmente, como una reacción contra las medidas antiliberales adoptadas por el rey Carlos X, sucesor de Luis XVIII, soberano éste que había sido restituido después de Waterloo, es decir, después del derrumbe napoleónico.
