Yahoo Search Búsqueda en la Web

Resultado de búsqueda

  1. La llama sagrada. [Cuento - Texto completo.] Selma Lagerlöf. I. Hace muchos años, cuando la ciudad de Florencia acababa de ser declarada república, vivía allí un hombre llamado Raniero di Ranieri. Era hijo de un armero, y aunque había aprendido el oficio de su padre, no tenía gran interés en practicarlo. Este Raniero era un hombre muy ...

  2. La llama sagrada. Percy Kilbride. La llama sagrada ( Keeper of the Flame) es una película estadounidense dirigida por George Cukor y estrenada en 1942. El guion de Donald Ogden Stewart adapta la novela homónima de I. A. R. Wylie y la protagonizan Spencer Tracy y Katharine Hepburn, a los que se vio juntos en un total de nueve películas.

  3. 28 de ene. de 2015 · La llama sagrada", un cuento de Selma Lagerlöf, la primera mujer en recibir el Premio Nobel de Literatura Hace muchos años, cuando la ciudad de Florencia acababa de ser declarada república, vivía allí un hombre llamado Raniero di Ranieri.

  4. De pronto una exclamación vibró por toda la iglesia: -¡El pajarillo, arde! ¡La llama sagrada ha encendido sus alas! El pajarillo piaba temeroso. Revoloteó unos momentos de acá para allá como una llama errante bajo la alta bóveda del coro y, por último, cayó muerto ante el altar de la Madonna.

  5. La llama sagrada. Hace muchos años, cuando la ciudad de Florencia acababa de ser declarada república, vivía allí un hombre llamado Raniero di Ranieri. Era hijo de un armero, y aunque había aprendido el oficio de su padre, no tenía gran interés en practicarlo. Este Raniero era un hombre muy fuerte.

  6. Y la tempestad adquiría cada vez más violencia, y eran cada vez más espantosos los truenos y relámpagos. Al caer un rayo en un árbol cerca de la tumba, lo encendió, con lo que Raniero tuvo fuego para calentarse, sin profanar la sagrada llama. Cuando Raniero peregrinaba por un paraje desierto de Cilicia, sus velas estuvieron a punto de ...

  7. Pasado el saqueo y terminados los horrores de la matanza, los cruzados, con sus cilicios y empuñando cirios no encendidos, encamináronse hacia la sagrada iglesia del Santo Sepulcro, y entonces díjole Godofredo que debía ser el primero en encender su cirio en la sagrada vela que ardía ante el sepulcro de Cristo.