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  1. Una noche, senté a la Belleza en mis rodillas. Y la encontré amarga. Y la injurié. Yo me he armado contra la justicia. Yo me he fugado. ¡Oh brujas, oh miseria, odio, mi tesoro fue

  2. Arthur Rimbaud - Poesías completas

    • Pilar Mora
  3. Arthur Rimbaud Jean Nicolás Arthur Rimbaud, nació en Charleville, Francia, el 20 de octubre de 1854. Fue un poeta francés de gran influencia. Empezó a escribir en su niñez. En 1870 es publicado por primera uno de sus poemas titulado Los aguinaldos de los huérfanos. En este mismo año, el joven Arthur, con apenas 15 años de edad, huye de ...

  4. Arthur Rimbaud que nosotros no juzgamos los móviles de los hombres, y tenga por segura nuestra aprobación (y nuestra negra tristeza también) de su abandono de la poesía, supuesto que este abandono haya sido para él lógico, honesto y necesario, lo cual no dudamos.

    • DESPUÉS DEL DILUVIO
    • INFANCIA
    • CUENTO
    • DESFILE
    • ANTIGUO
    • BEING BEAUTEOUS
    • X X X
    • VIDAS
    • PARTIDA
    • REALEZA
    • AA UNA RAZÓN
    • MAÑANA DE EMBRIAGUEZ
    • FRASES
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    • XXX
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    Tan pronto como la idea del Diluvio se hubo serenado, Una liebre se detuvo entre las esparcetas y las campanillas móviles y dijo su plegaria al arco iris a través de la tela de araña. ¡Oh!, las piedras preciosas que se ocultaban, - las flores que miraban ya. En la ancha calle sucia se alzaron los tenderetes, y arrastraron las barcas hacia el mar ...

    Este ídolo, ojos negros y crin amarilla, sin padres ni corte, más noble que la fábula, mexicana y flamenca; su dominio, azur y verdor insolentes, corre sobre playas nombradas, por olas sin bajeles, de nombres ferozmente griegos, eslavos, célticos. En la linde del bosque, - las flores de ensueño tintinean, estallan, relumbran, - la muchacha de labi...

    Se sentía vejado un Príncipe por no haberse dedicado nunca más que a la perfección de las generosidades vulgares. Preveía asombrosas revoluciones del amor, y sospechaba en sus mujeres mejores capacidades que esa complacencia adornada de cielo y de lujo. Quería ver la verdad, la hora del deseo y de la satisfacción esenciales. Fuese o no una aberraci...

    Solidísimos bribones. Muchos han explotado vuestros mundos. Sin necesidades, y poco dispuestos a poner en práctica sus brillantes talentos y su experiencia de vuestras conciencias. ¡Qué hombres tan maduros! ¡Ojos alelados a la manera de la noche de estío, rojos y negros, tricolores, de acero punteado por estrellas de oro; semblantes deformes, plomi...

    ¡Gracioso hijo de Pan! En derredor de tu frente coronada de florecillas y de bayas tus ojos, bolas preciosas, se mueven. Manchadas de heces pardas, tus mejillas se sumen. Relucen tus colmillos. Tu pecho parece una cítara, circulan tintineos por tus brazos rubios. Tu corazón late en ese vientre donde duerme el doble sexo. Paséate, de noche, moviendo...

    Ante una nieve un Ser de Belleza de elevada estatura. Silbidos de muerte y círculos de música sorda hacen subir, ensancharse y temblar como un espectro este cuerpo adorado; heridas escarlatas y negras estallan en las carnes magníficas. Los colores propios de la vida se oscurecen, danzan, y se disipan en torno a la Visión, en el taller. Y los escalo...

    ¡Oh la faz cenicienta, el escudo de crin, los brazos de cristal! ¡El cañón sobre el que debo arrojarme por entre la refriega de los árboles y el aire leve!

    ¡Oh las enormes avenidas del país santo, las terrazas del templo! ¿Qué se ha hecho del brahmán que me explicó los Proverbios? ¡De entonces, de allá lejos, todavía veo incluso a las viejas! Me acuerdo de las horas de plata y sol hacia los ríos, la mano del campo sobre mi hombro, y nuestras caricias de pie en las llanuras de pimienta. - Un revuelo de...

    Visto suficiente. La visión se ha vuelto a encontrar en todos los aires. Tenido suficiente. Rumores de las ciudades, por la noche, y al sol, y siempre. Conocido suficiente. Los parones de la vida. - ¡Oh Rumores y Visiones! ¡Partida en el afecto y el ruido nuevos!

    Una hermosa mañana, en un pueblo muy amable, un hombre y una mujer soberbios gritaban en la plaza pública. «¡Amigos míos, quiero que sea reina!» «Quiero ser reina». Ella reía y temblaba. Él hablaba a los amigos de revelación, de prueba terminada. Se extasiaban el uno junto el otro. De hecho fueron reyes toda una mañana en que las colgaduras carmes...

    Un golpe de tu dedo sobre el tambor descarga todos los sonidos e inicia la nueva armonía. Un paso tuyo. Y es el alzamiento de los hombres nuevos y su caminar. Tu cabeza se vuelve: ¡el nuevo amor! Tu cabeza gira, - ¡el nuevo amor! «Cambia nuestros lotes, criba las plagas, empezando por el tiempo», te cantan esos niños. «Eleva no importa adónde la ...

    ¡Oh mi Bien! ¡Oh mi Bello! ¡Charanga atroz en la que ya no tropiezo! ¡Mágico potro de tormento! ¡Hurra por la obra inaudita y por el cuerpo maravilloso, por la primera vez! Empezó bajo las risas de los niños, acabará por ellas. Este veneno ha de permanecer en todas nuestras venas aun cuando, agriada la fanfarria, seamos devueltos a la antigua armon...

    Cuando el mundo sea reducido a un solo bosque negro para nuestros cuatro ojos atónitos, - a una playa para dos niños fieles, - a una casa musical para nuestra clara simpatía, - yo te encontraré. Que no haya aquí abajo más que un anciano solo, calmo y hermoso, rodeado de un «lujo inaudito», - y yo estaré a tus pies. Que yo haya cumplido todos tus ...

    Una mañana cubierta, en julio. Un sabor a cenizas vuela en el aire; - un olor a leña sudando en el fogón, - las flores enriadas - el destrozo de los paseos, - la llovizna de los canales en los campos - ¿por qué no ya los juguetes y el incienso?

    He tendido cuerdas de campanario a campanario; guirnaldas de ventana a ventana; cadenas de oro de estrella a estrella, y bailo. XXX El alto estanque humea continuamente. ¿Qué bruja va a erguirse en el blanco crepúsculo? ¿Qué frondas violetas han de descender? XXX Mientras los fondos públicos se gastan en fiestas de fraternidad, suena una campan...

    ¡Oh aquella cálida mañana de febrero! El Sur inoportuno vino a reavivar nuestros recuerdos de indigentes absurdos, nuestra joven miseria. Henrika vestía una falda de algodón a cuadros blancos y marrones, que debió llevarse en el siglo pasado, una cofia con cintas, y un pañuelo de seda. Aquello era mucho más triste que un duelo. Dábamos una vuelta ...

    Cielos grises de cristal. Un extraño trazado de puentes, rectos éstos, arqueados aquéllos, otros en descenso o en ángulos oblicuos sobre los primeros, y esas figuras reproduciéndose en los demás circuitos iluminados del canal, pero todos tan largos y ligeros que las orillas cargadas de cúpulas pierden altura y menguan. Algunos de estos puentes toda...

    Soy un efímero y no demasiado descontento ciudadano de una metrópoli creída moderna porque todo gusto conocido ha sido evitado en los mobiliarios y en el exterior de las casas así como en el trazado de la ciudad. Aquí no podríais distinguir las huellas de ningún monumento de superstición. La moral y la lengua están reducidas a su más simple expresi...

    AA la derecha el alba de estío despierta las hojas y los vapores y los ruidos de este rincón del parque, y los taludes de la izquierda conservan en su sombra violeta las mil rápidas roderas de la ruta húmeda. Desfile de encantamientos. En efecto: carros cargados de animales de madera dorada, de mástiles y de lonas abigarradas, al galope tendido de ...

    La acrópolis oficial exagera las concepciones más colosales de la barbarie moderna. Imposible expresar la luz mate producida por el cielo inmutablemente gris, el esplendor imperial de las construcciones, y la nieve eterna del suelo. Han reproducido con un gusto de singular enormidad todas las maravillas clásicas de la arquitectura. Asisto a exposic...

    ¡Lastimoso hermano! ¡Cuántas atroces veladas le debí! «No me entregaba con fervor a esta empresa. Me había burlado de su debilidad. Por mi culpa volveríamos al exilio, a la esclavitud.» Él me suponía mal de ojo y una inocencia muy extrañas, y añadía razones inquietantes. Yo respondía con risas burlonas a ese satánico doctor, y terminaba acercándom...

    Es el reposo iluminado, ni fiebre ni languidez, en el lecho o en el prado. Es el amigo ni ardiente ni débil. El amigo. Es la amada ni atormentadora ni atormentada. La amada. El aire y el mundo no buscados. La vida. - ¿Así que era esto? - Y el sueño refresca. La iluminación vuelve a la viga maestra. Desde los dos extremos de la sala, se juntan...

    Sobre la pendiente del talud los ángeles hacen girar sus ropas de lana en los herbazales de acero y esmeralda. Prados de llamas saltan hasta la cima del montículo. A la izquierda el mantillo de la arista es pisoteado por todos los homicidios y todas las batallas, y todos los ruidos desastrosos hilan su curva. Detrás de la arista de la derecha la lí...

    He abrazado el alba de estío. Nada se movía aún en la fachada de los palacios. El agua estaba muerta. Los campos de sombras no abandonaban el camino del bosque. Avancé, despertando los hálitos vivos y tibios, y las pedrerías miraron, y las alas se alzaron sin ruido. La primera empresa fue, en el sendero ya repleto de frescos y pálidos destellos, u...

    Desde una grada de oro, - entre los cordones de seda, las gasas grises, los terciopelos verdes y los discos de cristal que ennegrecen como el bronce al sol, - veo abrirse la dedalera sobre una alfombra de filigranas de plata, de ojos y de cabelleras. Monedas de oro amarillo sembradas sobre el ágata, pilares de caoba sosteniendo una cúpula de esmer...

    Un soplo abre brechas operádicas en los tabiques, - enreda el pivotar de los techos carcomidos, - dispersa los límites de los fogones, - eclipsa las ventanas. -A lo largo de la viña, con el pie apoyado en una gárgola, - he descendido a esa carroza cuya época queda suficientemente indicada por los espejos convexos, los paneles abombados y los sofás ...

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  5. Una temporada en el infierno. Una temporada en el infierno. Arthur Rimbaud. Traducido por Oliverio Girondo. y Enrique Molina EDICOM, Buenos Aires, 1970. Título original: Une saison en enfer, 1873. La paginación ser corresponde con la edición impresa. Se han eliminado las páginas en blanco.

  6. 23 de may. de 2022 · English. xxi, 352, 26 pages ; 21 cm. From the Publisher: One of the world's most influential poets, Arthur Rimbaud (1854-1891) is remembered as much for his volatile personality and tumultuous life as he is for his writings, almost all of which he produced before the age of twenty.