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  1. Entre Cristo y aquel hombre tiene lugar un diálogo tenue, compuesto por dos frases esenciales. Por un lado, está la petición del malhechor, al que la tradición llama «el buen ladrón», el convertido en la hora extrema de su vida: «Jesús, acuérdate de mí cuando entres en tu Reino».

  2. Reina-Valera 1960. 39 Y uno de los malhechores que estaban colgados le injuriaba, diciendo: Si tú eres el Cristo, sálvate a ti mismo y a nosotros. 40 Respondiendo el otro, le reprendió, diciendo: ¿Ni aun temes tú a Dios, estando en la misma condenación? 41 Nosotros, a la verdad, justamente padecemos, porque recibimos lo que merecieron ...

  3. El buen Ladrón nos trasmite un mensaje: la misericordia divina puede, en un momento hacernos pasar del abismo más profundo a la santidad más elevada. Él fue el primer “canonizado” de la historia de la historia de la salvación. El mundo atraviesa una crisis de esperanza. Y sin embargo, Jesús siempre sale a buscar a quien parece perdido.

  4. Señor, estoy aquí. Sí, estoy aquí con todo mi ser. ¿Cómo me encuentro? Creo que eso lo sabes Tú, mejor que yo mismo. Mi cabeza, llena de preocupaciones, me roba la paz, por ello abandono todo en Ti. En este momento de oración déjame ponerme en la paz de tu presencia. Evangelio del día (para orientar tu meditación)

  5. La conversión del buen ladrón. La muerte de Jesús. Acuérdate de mí, cuando llegues a tu Reino. Y le respondió: En verdad te digo: hoy estarás conmigo en el Paraíso. Por: P. Enrique Cases | Fuente: Catholic.net. No todo fueron insultos y burlas en torno a Jesús. "Uno de los ladrones crucificados le injuriaba diciendo: ¿No eres tú el Cristo?

  6. El Buen Ladrón, conocido también como san Dimas, es uno de los dos malhechores que según los evangelios fueron crucificados al mismo tiempo que Jesús de Nazaret. En el evangelio de Lucas se relata que Jesús dijo al «Buen Ladrón» durante la crucifixión que antes de que acabara el día, estaría con él en el paraíso.

  7. Juan 10:1. En verdad, en verdad os digo: el que no entra por la puerta en el redil de las ovejas, sino que sube por otra parte, ése es ladrón y salteador. Juan 12:6. Pero dijo esto, no porque se preocupara por los pobres, sino porque era un ladrón, y como tenía la bolsa del dinero, sustraía de lo que se echaba en ella. Isaías 56:11.