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Al tercer intento de la ninfa, apareció con un hacha de hierro. “¡Esa sí es mi hacha! Muchas gracias” gritó el leñador con profunda alegría. Pero la ninfa quiso premiarlo por no haber dicho mentiras, y le dijo “Te regalaré además las dos hachas de oro y de plata por haber sido tan honrado”.
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Desesperado, el leñador se sentó a llorar por su hacha perdida. En ese instante, apareció una ninfa frente a él y le preguntó por qué lloraba. Cuando escuchó lo sucedido, sintió mucha lástima por el leñador. —Espérame aquí buen hombre, creo que puedo ayudarte —dijo la ninfa.
El leñador y las ninfas de las aguas. Había una vez un leñador que vivía en la pobreza y solo tenía un hacha con la que trabajaba cortando leña. Un día, mientras cortaba un árbol a la orilla de un río, la hoja del hacha se soltó del mango y cayó en el agua. Lleno de tristeza, el leñador se sentó en la orilla y comenzó a llorar.
“¡Esa sí es mi hacha! Muchas gracias” gritó el leñador con profunda alegría. Pero la ninfa quiso premiarlo por no haber dicho mentiras, y le dijo “Te regalaré además las dos hachas de oro y de plata por haber sido tan honrado”. Ya ven amiguitos, siempre es bueno decir la verdad, pues en este mundo solo ganan los honestos y humildes de corazón.
Cuando el leñador se dio cuenta exclamó: - Vaya contratiempo, ¿cómo voy a cortar ahora los enormes árboles del bosque? Antes de que sus palabras desparecieran en el viento, una joven ninfa emergió entre las aguas para decirle: -No te preocupes buen hombre. Yo te devolveré tu hacha perdida.
El leñador dijo que aquella no era la suya. Por segunda vez se sumergió la ninfa, para reaparecer después con otra hacha de plata. - Tampoco es la mía -dijo el afligido leñador. Por tercera vez la ninfa buscó bajo el agua. Al reaparecer, llevaba en sus manos un hacha de hierro. -¡Oh, gracias, gracias! ¡Esa es la mía!
11 de jul. de 2021 · Desesperado, el leñador se sentó a llorar por su hacha perdida. En ese instante, apareció una ninfa frente a él y le preguntó por qué lloraba. Cuando escuchó lo sucedido, sintió mucha lástima por el leñador. —Espérame aquí buen hombre, creo que puedo ayudarte —dijo la ninfa.
