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    • LA REVELACIÓN DE LA SABIDURÍA DE DIOS. Jesús revela al Padre 7. En la base de toda la reflexión que la Iglesia lleva a cabo está la conciencia de ser depositaria de un mensaje que tiene su origen en Dios mismo (cf.
    • CREDO UT INTELLEGAM. « La sabiduría todo lo sabe y entiende » (Sb 9, 11) 16. La Sagrada Escritura nos presenta con sorprendente claridad el vínculo tan profundo que hay entre el conocimiento de fe y el de la razón.
    • INTELLEGO UT CREDAM. Caminando en busca de la verdad. 24. Cuenta el evangelista Lucas en los Hechos de los Apóstoles que, en sus viajes misioneros, Pablo llegó a Atenas.
    • RELACIÓN ENTRE LA FE Y LA RAZÓN. Etapas más significativas en el encuentro entre la fe y la razón. 36. Según el testimonio de los Hechos de los Apóstoles, el anuncio cristiano tuvo que confrontarse desde el inicio con las corrientes filosóficas de la época.
    • Cuadernos de Anuario Filosófico
    • PRÓLOGO
    • 1. Planteamiento de la cuestión
    • 2. El estado de justicia original
    • 3. El estado de naturaleza caída
    • 4. Naturaleza íntegra y naturaleza corrupta
    • 5. Conclusión
    • 1. Naturaleza y gracia
    • 2. Razón y Fe
    • 1. Breve reseña histórica
    • 2. La verdadera noción de la Filosofía Cristiana
    • 3. Reivindicación de la Filosofía Cristiana
    • 2. La postura de Santiago Ramírez
    • 5. La “nota complementaria” de Van Steenberghen
    • 6. Conclusión
    • 1. Antecedentes
    • 3. Descripción de la filosofía cristiana
    • 4. Otras precisiones sobre la filosofía cristiana
    • 5. Últimas precisiones sobre la filosofía cristiana
    • 6. Errores que la filosofía cristiana debe evitar
    • 7. Novedad perenne del pensamiento de Tomás de Aquino

    CUADERNOS DE ANUARIO FILOSÓFICO • SERIE UNIVERSITARIA

    La reciente publicación de la última Encíclica de Juan Pablo II, la Fides et Ratio, ha vuelto a poner en el tapete de la actualidad la vieja y siempre renovada cuestión de las relaciones entre la fe divi-na y la razón humana. Por lo demás, se trata de una Encíclica de excepcional importancia, que ha venido a completar la no menos importante y excep...

    Si quisiéramos recoger en una frase el meollo o la síntesis más apretada del pensamiento de Santo Tomás de Aquino en lo que tuvo de novedad en su tiempo (y en cierto modo lo es también en el nuestro), tal vez no encontráramos ninguna mejor que ésta: “Cum gratia non tollat naturam, sed perficiat, oportet quod naturalis ratio subserviat fidei; sicut ...

    La naturaleza en el hombre no se encuentra, ni se ha encontrado nunca en la situación que podríamos llamar de “naturaleza pura” (aunque esto no excluye, evidentemente, la posibilidad de que Dios pueda crear seres intelectuales sin ordenarlos y llamarlos a la vi-sión beatífica). Por el contrario, desde el momento mismo de su creación la naturaleza h...

    Aunque haya resultado prolija esta exposición de la doctrina de Santo Tomás acerca del estado de la naturaleza humana en tanto que enriquecida por los dones inherentes a la justicia original, era sin embargo necesaria para llegar a formarnos un concepto cabal de la naturaleza humana en el estado en que actualmente se en-cuentra: como naturaleza caí...

    De todo lo expuesto hasta aquí se deduce lo siguiente. La natu-raleza humana no queda afectada en nada que le fuera esencial y naturalmente exigido, por causa del pecado. Perdió ciertamente mucho: el don de la gracia con todo el cortejo de los dones sobre-naturales, y los dones preternaturales; pero todo eso le había sido concedido gratuitamente y ...

    Y ahora veamos qué conclusiones se pueden sacar de todo esto. La primera es que existe un orden natural, una naturaleza humana, que, aunque debilitada por el pecado, permanece íntegra en lo que le es esencial, y por eso puede darse en el hombre, en el plano natural, un verdadero conocimiento de las cosas, una ciencia en sentido propio, y también un...

    La distinción entre el orden natural y el sobrenatural, así como el acuerdo o armonía entre ellos, fueron sintetizados por Tomás de Aquino en este breve y enjundioso texto: “Como la gracia no des-truye la naturaleza, sino que la perfecciona, es necesario que la razón se ponga al servicio de la fe, como la inclinación natural de la voluntad rinda ob...

    De la misma manera que la gracia supone la naturaleza y no la destruye, sino que la eleva y perfecciona, también la fe supone la razón y no va contra ella, sino que la levanta a un orden superior y la completa y perfecciona. Así, Santo Tomás escribe: “La fe presu-pone el conocimiento natural, como la gracia a la naturaleza y como lo perfecto a lo p...

    La expresión filosofía cristiana aparece en bastantes autores an-tiguos, entre los que merecen citarse, sobre todo, a San Justino y San Agustín. Para ellos se trataba, bajo ese nombre, de una auténti-ca sabiduría teológica, en la que las verdades divinamente revela-das entraban, junto con las alcanzadas por la sola razón, en un único cuerpo de doct...

    Viniendo ahora a la determinación sistemática de la noción de filosofía cristiana, conviene comenzar diciendo lo que no debe ser dicha filosofía. No debe ser, en primer lugar, teología sagrada, o parte de la teo-logía. Y esto indudablemente ocurriría si, en su elaboración, se apelara positivamente, como a un fuente directa de conocimientos, a la re...

    La filosofía cristiana así entendida, no sólo constituye un hecho histórico-cultural de primer orden, sino que se revela incluso como una exigencia perfectiva de la propia filosofía, en cuanto se la pone en relación con ese otro hecho, asimismo innegable, de la revela-ción divina y de la llamada universal de todos los hombres a la obediencia de la ...

    Lo primero que hay que aclarar, al hacer la exposición del pen-samiento de Ramírez sobre esta materia, es lo siguiente. Él ha tra-tado el asunto en una obra dedicada a considerar la Filosofía en general, y por ello se ocupa ampliamente de la definición de la Filosofía, de su división y de sus propiedades, y finalmente de las relaciones de la Filoso...

    Ante todo quiero comenzar por agradecer esta última interven-ción de Van Steenberghen en el diálogo entablado entre nosotros32. Toca en ella todos los puntos que habían sido objeto de discusión; expone de manera concisa y clara su propia posición en cada uno de esos puntos, con las razones que la avalan, y reafirma su tesis general de que la fórmul...

    Llegamos así al final de este “diálogo”. Creo que, por todas las razones aducidas, queda plenamente justificado el apelativo de “cristiana” que puede y debe darse a la filosofía elaborada por tantos pensadores cristianos del pasado y del presente; pero siem-pre que se trate de una apelación positiva y accidental, y no esen-cial, ni tampoco purament...

    Entre los numerosos asuntos de que trata Juan Pablo II en su úl-tima Encíclica acerca de las relaciones entre la Fe y la Razón, se encuentra la famosa cuestión de la Filosofía Cristiana, sobre la que S. S. apunta algunas precisiones de gran valor, especialmente para los tiempos actuales. Se trata, como es sabido, de justificar esa expresión –«filos...

    En primer lugar, pues, la filosofía cristiana no es la filosofía oficial de la Iglesia. La Iglesia no tiene ninguna filosofía oficial. Ella se alimenta de la fe sobrenatural, cuyos contenidos se encuen-tran en la Escritura, en la Tradición y en el Magisterio vivo de la misma Iglesia. Como dice el Papa, la fe no es ninguna filosofía. Por tanto, la f...

    Recogiendo lo anteriormente dicho, y profundizando un poco más en la noción de “filosofía cristiana”, tenemos lo siguiente. Primero. La filosofía cristiana es formalmente filosofía, y no teología, con lo cual se subraya que se trata de una especulación autónoma. Oigamos lo que dice el Papa a este respecto: “La filoso-fía manifiesta su legítima aspi...

    En el Capítulo VII y último de la Encíclica, titulado “Exigen-cias y cometidos actuales”, vuelve Su Santidad sobre las notas positivas que deben exigirse a la filosofía cristiana, especialmente en los tiempos que corremos, y que vamos a resumir aquí. La filosofía sin más, para ser en los tiempos actuales una filoso-fía que pueda llamarse “cristiana...

    Las anteriores precisiones sobre las notas positivas que debe encarnar hoy la filosofía cristiana, lleva a S. S. el Papa a aconsejar también el cultivo de una continuidad entre la filosofía actual y la filosofía tradicional a fin, sobre todo, de evitar una serie de errores que hoy acechan a la investigación filosófica. Sin propósito de agotar esas ...

    Este epígrafe es el de un apartado de la Encíclica, que abarca los puntos 43 y 44, y que puede servir de colofón de estas reflexio-nes sobre la filosofía cristiana. En efecto, la continua referencia de los últimos Papas a Tomás de Aquino, proponiéndolo como ejem-plo a imitar, se explica principalmente porque se trata del pensador cristiano que mejo...

    • J. García-López
    • 1999
  1. Entre fe y razón existe una unión y una colaboración muy estrecha, que S. Agustín formula en un aforismo célebre: “Intellige, ut credas. Crede ut intelligas”. Es decir, en un principio, la razón ayuda al hombre a acceder a la fe; posteriormente, la fe orienta e ilumina a la razón; a su vez, la razón contribuye

  2. samente encontrar un equilibrio entre razón y fe, sobre todo a tra-vés de la interpretación de las Sagradas Escrituras. La Revelación de Dios a través de las Escrituras se transforma en la base para construir sobre ella la relación dinámica e interdependiente de la razón y la fe.

  3. La fe, vivida y reflexionada desde la filosofía, será en adelante el horizonte abierto e inconmensurable hacia la búsqueda de la verdad. Para Agustín es fundamental explicar la relación entre el alma humana y Dios y será en esta dialéctica que la fe y la razón se harán aliadas y se

  4. Bien, la razón permite que la fe, que la teología, no sea irracional. La fe no es algo que se nos escape a la razón, sino que, más bien al contrario, puede ser comprendida, razonada y explicada en el perfecto juego de desarrollo del logos humano. Hablamos de fe cristiana y hablamos de razón.

  5. Las relaciones entre la razón y la fe (entendiendo por «razón» no la facultad de discurrir, sino el contenido objetivo de los actos de esa facultad, y por «fe» la adhe-sión a enunciados religiosos aceptados como una revelación divina) han sido tema de reflexiones que recorren toda la historia de la filosofía.

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