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  1. 6 de jun. de 2014 · Descargar LA MADRE gratis en formato PDF y EPUB. Descargar LA MADRE, de Máximo Gorki para kindle, tablet, IPAD, PC o teléfono móvil

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  2. La madre, de Máximo Gorki, es un relato que nos introduce a los años previos a la Revolución, cuando el pueblo ruso comenzó su despertar ideológico en pos del gobierno obrero. Pero más que un texto sobre ideas políticas, La madre nos habla del despertar de un ser humano a un mundo lleno de verdades desconocidas y dolorosas.

    • (40)
    • Maximo Gorki
    • MÁXIMO GORKI
    • PRIMERA PARTE
    • II
    • III
    • IV
    • -En seguida. -E inclinándose hacia ella, preguntó-: ¿Me has comprendido?
    • Sonrió de nuevo.
    • VI
    • VII
    • Cuando todo el mundo se marchó, se franqueó a Paul: -¿Es verdad que eres socialista, Paul?
    • -¡Bien observado! Ha dado en el clavo la madrecita, ¿eh, Paul?
    • VIII
    • -¿Por qué?
    • IX
    • -Sí -dijo Paul sonriendo-. ¿Tienes miedo?
    • -Se equivoca. Andrés soy yo.
    • -No -contestó Paul.
    • -¡Cálmate, mamá! -la detuvo Paul.
    • XI
    • -Lo que fue Cristo -exclamó Paul.
    • XII
    • -Tiene razón el fogonero.
    • -¡Eso es! -gritó Rybine.
    • XIII
    • XIV
    • XV
    • Pelagia volvió a vocear.
    • XVI
    • -No, ¿por qué?
    • XVII
    • -Hay que volver a aprender.
    • -¿Y ésta?
    • XVIII
    • -¿Y cuándo te vas?
    • -Sí...
    • XIX
    • -Más de seis semanas...
    • Le estrechó fuertemente la mano.
    • XX
    • XXI
    • XXII
    • De cuando en cuando, la madre preguntaba al hijo: -¿Eso es así, Paul?
    • XXIII
    • XXIV
    • XXV
    • -Con mucho gusto -respondió Paul.
    • XXVI
    • -¿Dónde va, madrecita?
    • XXVII
    • -Bueno, no he dicho nada malo.
    • -¡La policía! -gritó alguien.
    • XXVIII
    • XXIX
    • Otro la compadecía.
    • SEGUNDA PARTE
    • II
    • -¿Ella se ocupa también... de la causa?
    • III
    • IV
    • VI
    • VII
    • VIII
    • IX
    • -¿Por qué todo? -preguntó Nicolás.
    • -Sí, y yo iré con usted.
    • XI
    • XII
    • -¡Deténganle! -gritó el oficial.
    • -Para -dijo la madre.
    • XIII
    • -Cállate, que será mejor.
    • XIV
    • XV
    • -Buenos días.
    • -El brigadier ha ido a buscarlo...
    • XVI
    • XVII
    • XVIII
    • no tiene instrucción, pero de todos modos, las cosas que pasan ahora les dan en las costillas,
    • XIX
    • XX
    • La madre rió dulcemente, sin mirarlo: -¿No has dicho que estás cansado, y que tienes miedo?
    • -Ve, anda.
    • XXI
    • -¿Encontrarás el camino?
    • XXII
    • XXIII
    • XXIV
    • XXV
    • XXVI
    • -No hablaré.
    • XXVII
    • XXVIII
    • XXIX
    • -Dicen que esa mujer ha robado...
    • -Pegadle a él ...

    Fuente: Librodot.com Esta Edición: Proyecto Espartaco (http://www.proyectoespartaco.dm.cl

    I Cada mañana, entre el humo y el olor a aceite del barrio obrero, la sirena de la fábrica mugía y temblaba. Y de las casuchas grises salían apresuradamente, como cucarachas asustadas, gentes hoscas, con el cansancio todavía en los músculos. En el aire frío del amanecer, iban por las callejuelas sin pavimentar hacia la alta jaula de piedra que, ser...

    Tal era la vida del cerrajero Michel Vlassov, un ser sombrío, velludo, de ojillos desconfiados bajo espesas cejas, de sonrisa maligna. El mejor cerrajero de la fábrica y el hércules del barrio: ganaba poco, porque era grosero con sus jefes; cada domingo dejaba sin sentido a alguno; todo el mundo le detestaba y le temía Habían tratado de pegarle, pe...

    Un domingo, quince días después de la muerte de su padre, Paul Vlassov volvió a casa borracho. Titubeando, entró en la pieza delantera, y golpeando la mesa con el puño como su padre hacía, gritó: -¡A cenar! Su madre se acercó, se sentó a su lado y, abrazándolo, atrajo sobre su pecho la cabeza del hijo. El, apoyando la mano sobre su hombro, la recha...

    Una noche, después de cenar, Paul, corriendo la cortina de las ventanas, se sentó en un rincón y se puso a leer, bajo la lámpara de petróleo colgada en la pared sobre su cabeza. Su madre, lavada la vajilla, salió de la cocina y se acercó con paso vacilante. El levantó la cabeza y la miró interrogante. -No... no es nada, Paul, soy yo -dijo ella, y s...

    -¡Sí! -suspiró la madre. De nuevo brotaron lágrimas de sus ojos, y añadió en un sollozo: -¡Te perderás! El se levantó y dio algunos pasos por la habitación. -Bien, ahora sabes lo que hago y adónde voy: te he dicho todo... Y te suplico, madre, que si me quieres no me retengas... -¡Cariño! -exclamó ella-. Quizá hubiera sido mejor no decirme nada.....

    -Yo mismo no comprendo cómo ha ocurrido esto. Desde que era niño, tuve miedo de todo el mundo. Cuando crecí, me encontré odiando a unos por su cobardía, a otros no sé por qué, ¡por nada...! YY ahora se han vuelto diferentes para mí: siento piedad por ellos, creo... no sé cómo, pero mi corazón se enternece desde que he comprendido que no todos son r...

    El agua del samovar hervía, y lo trajo a la habitación. Los invitados se estrechaban alrededor de la mesa, y Natacha, un libro en la mano, se había colocado en una esquina, bajo la lámpara. -Para comprender por qué las gentes viven tan mal... -dijo Natacha. -Y por qué son, ellos mismos, tan malvados... -intervino el Pequeño Ruso. -Hay que mirar cóm...

    Los días se deslizaban uno tras otro como las cuentas de un ábaco, e iban sumando semanas y meses. Cada sábado, los camaradas de Paul se reunían en casa de éste; cada reunión era como un peldaño, en una larga escalera en pendiente suave, que conducía lejos, no se sabía dónde, y que elevaba lentamente a quienes la ascendían. Aparecieron caras nuevas...

    -Sí -dijo él, firme y franco como siempre-. ¿Y qué? Ella lanzó un profundo suspiro, y continuó, bajando los ojos: -¿Es posible eso, Paul? ¡Pero ellos están contra el Zar: han asesinado a uno! El muchacho dio unos pasos por la habitación, pasándose la mano por la mejilla, y contestó con una sonrisa: -¡Podemos pasarnos muy bien sin él! Habló largo r...

    Y, guiñando un ojo a la madre, dijo, con mirada burlona: -¡La nobleza...! Paul dijo secamente: -Es una buena muchacha. -Justo -confirmó el Pequeño Ruso-. Solamente, no comprende que ella debe, pero que nosotros queremos y podemos. Se pusieron a discutir sobre algo que la madre no comprendió. La madre observó también, que Sandrina era particularm...

    La casita, al extremo del barrio, atraía la atención de la gente: muchas miradas desconfiadas sondeaban ya sus muros. Las alas del rumor público, con sus diversos colores, planeaban sobre ella. Se intentaba descubrir el misterio que escondía. Por la noche miraban por la ventana; algunas veces, alguien golpeaba el cristal, después cobardemente, huía...

    -Corren rumores -le dijo María, con aire misterioso-. Malos rumores, querida. Se dice que está organizando una especie de asociación en el estilo de los flagelantes. Eso se llama secta. Quieren azotarse unos a otros con vergajos, como los flagelantes1. -¡No digas tonterías, María! -Hay que censurar a quien las hace, no a quien las dice -respondió l...

    Por el barrio se hablaba de los socialistas que repartían por todas partes unas hojas escritas con tinta azul. Estas hojas denunciaban enérgicamente lo que ocurría en la fábrica, relataban las huelgas obreras de San Petersburgo y, cada mediodía, llamaban a los trabajadores para unirse y luchar en defensa de sus intereses. Las gentes de más edad, qu...

    -¡Oh, sí tengo miedo! ¡Tengo miedo! -No hay que tenerlo -dijo Andrés-, no sirve de nada. -¡Ni siquiera has preparado el samovar! -observó Paul. La madre se puso en pie, y mostrando los libros, dijo turbada: -Fue por esto... Su hijo y el Pequeño Ruso rompieron a reír, lo que le devolvió el valor. Paul cogió algunos volúmenes y fue a ocultarlos ...

    El oficial alzó la mano, y amenazando con el índice a Vessovchikov, le dijo: -¡Ten cuidado tú! Se puso a revolver sus papeles. Fuera, los ojos indiferentes de la clara noche de luna, miraban por la ventana. Alguien pasaba ante la casa. La nieve crujía. -Tú, Nakhodka, ¿has sido ya objeto de una encuesta, por delitos políticos? -preguntó el oficial. ...

    -No es a ti a quien pregunto -dijo severamente, e insistió: -¡Responde, vieja! La madre, invadida por un sentimiento de odio instintivo hacia este hombre, se irguió de pronto, presa de un temblor como si hubiese caído en agua helada; su cicatriz se volvió púrpura y su ceja descendió. -¡No grite! -dijo extendiendo un brazo hacia el oficial-. Usted ...

    -¡Espera, Paul! -gritó ella abalanzándose a la mesa-. ¿Por qué detiene a esta gente? -Eso no le incumbe, ¡cállese! -exclamó el oficial levantándose-. ¡Traed a Vessovchikov! Se puso a leer un papel, alzándolo a la altura de su cara. Introdujeron a Nicolás. -¡Descúbrase! -gritó el oficial, interrumpiendo su lectura. Rybine se acercó a Pelagia, y emp...

    Al día siguiente se supo que Bukine, Somov y otros cinco habían sido detenidos. Por la noche, Théo Mazine pasó como un vendaval: habían registrado también su casa, y se sentía un héroe. -¿Has tenido miedo, Théo? -preguntó la madre. El palideció, se arrugó su rostro y le temblaron las ventanas de la nariz. -He tenido miedo de que el oficial me peg...

    -Cristo no tenía una voluntad firme. «Aleja de mí este cáliz», decía. Reconocía al César. Dios, que es todo Poder, no puede reconocer el poder de un hombre sobre los otros. No comparte su alma, no dice: «esto es divino, esto es humano». Pero Cristo admitía el comercio, admitía el matrimonio. Y maldijo la higuera: Fue injusto. ¿Era culpa de ella el...

    La casita gris de los Vlassov atraía cada vez más la atención del barrio. En el interés que se le prestaba, había mucho de desconfianza, prudencia y hostilidad inconsciente, pero poco a poco nacía también un sentimiento de confiada curiosidad. Alguna vez, venía un desconocido que, examinando todo con circunspección, decía a Paul: -Bueno, muchacho, ...

    -¡Aquí está Vlassov! Ahogando el sordo estrépito de las máquinas, los profundos suspiros del vapor y el gorgoteo de las canalizaciones, las voces se fundían en un torbellino de sonidos tumultuosos. De todas partes venían corriendo gentes que agitaban los brazos y se excitaban mutuamente, con palabras febriles y mordientes. La irritación que siempre...

    -Siempre, y en todas partes, somos los primeros en el trabajo y los últimos en la vida. ¿Quién se preocupa de nosotros? ¿Quién busca nuestro bien? ¿Quién nos mira como a seres humanos? ¡Nadie! -¡Nadie! -dijo una voz como un eco. Recuperando el dominio de sí mismo, Paul se puso a hablar con más sencillez y calma. Lentamente, la multitud se acercaba ...

    Paul bajó y se puso al lado de su madre. A su alrededor, el zumbido había vuelto a empezar, discutiendo unos con otros, agitados y gritando. -No declararás la huelga -dijo Rybine a Paul, acercándosele-. El pueblo quiere ganar, pero es abúlico. No habría, quizá, ni trescientos que se pusiesen junto a ti. No es posible levantar semejante estercolero ...

    El día pasó lentamente, seguido por una noche de insomnio, y otro día más largo aún. Ella esperaba a alguien, pero nadie vino. Cayó la tarde y llegó la noche. Una lluvia glacial suspiraba y rezumaba a lo largo de los muros, el viento soplaba en la chimenea. Algo se agitaba en el suelo. El agua goteaba del tejado, y sus, notas melancólicas acompañab...

    Los obreros vieron en seguida a la nueva cantinera. Algunos se acercaban para animarla: -¿Has encontrado trabajo, Pelagia? Y la consolaban diciéndole que Paul estaría pronto libre; otros alarmaban con palabras de condolencia su corazón herido. Otros se deshacían en invectivas contra la dirección y los gendarmes, y esta cólera encontraba eco profund...

    -¡La razón no puede ahogarse en sangre! La empujaban por el cuello, por la espalda, la pegaban en los hombros y en la cabeza. Todo rodaba en un torbellino de gritos, de aullidos, de sonar de silbatos. Una sensación espesa y ensordecedora penetró en sus oídos, llenó su garganta, ahogándola. El suelo huyó bajo sus pies, se hundió; sus rodillas vacila...

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  3. 20 de nov. de 2019 · by Bloghemia - noviembre 20, 2019. "La Madre" es una novela escrita por Máximo Gorky, en 1906. Fue publicado por primera vez, en inglés, en Appleton's Magazine en 1906, luego en ruso en 1907. El trabajo fue traducido a varios idiomas y llevada al cine. El dramaturgo alemán Bertolt Brecht y sus colaboradores basaron su obra de 1932 en esta novela.

  4. 17 de mar. de 2020 · by. Maximo Gorki. Topics. Gorki, socialismo, revolución. Language. Spanish. Novela de Maximo Gorki, La Madre. Addeddate. 2020-03-17 21:25:40.

  5. Descargar gratis el libro «La Madre» de Máximo Gorki en PDF. Este ebook gratuito del libro de Máximo Gorki «La Madre» en formato PDF se puede leer desde cualquier dispositivo: ordenadores, tablets y smartphones. PDF es el formato idóneo para leer desde el ordenador y para imprimir el texto en papel. Para leer en dispositivos con ...

  6. Máximo Gorki describe en La madre, el proceso de transformación interior de una débil mujer hacia los principios marxistas del comunismo soviético. Madre de un joven revolucionario, Pelagia invita al lector a transitar su conversión, para que él también la realice.